Una vez más, los Supremos dan la espalda a las causas
nacionales. Para los cuatro miembros que quedan en la Corte –como en la
famosa novela de Agatha Christie- las
vejaciones padecidas por los conscriptos en Malvinas no constituyen delitos de
Lesa Humanidad. Estaqueadas, inmersión en aguas heladas, inanición,
simulación de fusilamiento sufridas por los elegidos
para defender nuestro territorio no merecen más que tres párrafos. Quienes
cometieron estas atrocidades son oficiales y suboficiales argentinos que, por
pura maldad, torturaron a sus propios
soldados, a los que debían guiar y no masacrar. Y los miembros de la Corte
Suprema de Justicia no consideran la posibilidad de dar entidad judicial a
estos hechos. El Tribunal que parecía un
lujo en comparación con la banda
menemista, ahora no da más que vergüenza.
Así es. Ni siquiera se han
tomado la molestia de dar más explicaciones. Sólo tres párrafos que demoraron
tres años en elaborar y que dieron a conocer con mucha timidez. ¿A quiénes protegen con su fallo? ¿A
quiénes buscan complacer con su indiferencia? Tanto se esfuerzan por despertar nuestro repudio que al final lo van a
recibir. ¿Qué película están mirando los Supremos? Tal vez se sintieron
tentados por acelerar el fin de ciclo que tanto desea el establishment, pues el
breve texto de rechazo lo firmaron el 19 de febrero –24 horas después de la Marcha de
los paraguas- aunque lo
dieron a conocer unos días después, para
disimular.
La Presidenta se refirió a esta
nueva defección de los miembros de la Corte y alentó a los demandantes a probar
suerte en la Comisión Interamericana de DDHH, pues la Justicia nacional mira para otro lado. No conforme con eso,
en el acto del 2 de abril anunció la creación del Archivo Oral de las Memorias
de Malvinas y la desclasificación de los documentos secretos de las FFAA.
Testimonios y documentos que descolocarán
a los funcionarios judiciales que se negaron a investigar las 120 denuncias
presentadas por los ex combatientes. Una foto más que nos convoca a una
verdadera reforma en la justicia federal, dejando
de lado la escoria que conspira contra nuestros intereses. Claro que para
esto hay que garantizar la continuidad de este proyecto; de lo contrario, el futuro estará plagado de amnesia y
superficiales recordatorios de catálogo.
Para el presidente de la
Comisión Nacional de ex Combatientes, Ernesto Alonso, “con la desclasificación de los archivos va a aparecer un sinnúmero de denuncias semejantes, una
infinidad de pruebas que van a fundamentar aún más las denuncias que
presentamos ante la Justicia y que la Corte Suprema no analizó, reivindicando la doctrina del Punto Final”.
Jerónimo Guerrero Iraola, coordinador del equipo jurídico del CECIM, explica
que en la CIDH, “plantearemos que el
Estado argentino, a través del Poder Judicial, especialmente, la Corte Suprema
de Justicia, nos impidió avanzar en la
investigación. Simplemente pediremos que nos dejen investigar”. María
Laura Garrigós de Rébori, titular de la Cámara de Casación Penal, asegura que “existieron enterramientos hasta la cabeza,
paso de corriente eléctrica, falta de alimento como forma de castigo, que configuran múltiples vejámenes
realizados a la intemperie y en medio de los bombardeos". A pesar
de todo esto, de la indefensión en que deja a las víctimas –héroes forzosos- y
de la contradicción enorme que significa para la búsqueda de Memoria, Verdad y
Justicia, los Supremos se visten de
indiferencia para disfrazar su cobardía.
Aventura
con espías y piratas
Mientras estos gallináceos con toga se niegan a
enjuiciar el pasado, los piratas del
presente amenazan nuestro futuro. Cuando la emoción desbordaba los actos
recordatorios del comienzo de la Guerra, tres empresas británicas anunciaron el
descubrimiento de petróleo y gas en las Malvinas con serias intenciones de sacar suculentas ganancias. Hasta ahora,
el Gobierno Nacional –lejos de la
sumisión- realizó presentaciones en organismos internacionales y denuncias
a estas empresas en la Bolsa de Comercio de Londres y Nueva York, pues esos recursos están ubicados en
territorios argentinos, usurpados por la Corona en 1833. El secretario de
Asuntos Relativos a las Islas, Daniel Filmus, quiere que “los dueños de las empresas sean
juzgados de acuerdo con las leyes argentinas y el derecho internacional”. Y
agregó que este proceso “puede terminar
con un pedido de captura por parte de
jueces argentinos a quienes operan ilegalmente en el mar argentino”.
Algunos pensarán que esto es
exagerado, pero el texto de la Ley de Hidrocarburos, reformado hace dos años, prevé prisión y multas para la exploración
y explotación clandestina. A partir de las modificaciones de la ley 26659
es posible castigar a las empresas que realicen estas tareas sin el permiso del
Gobierno Nacional en la zona ubicada alrededor de las islas, prisión por 15
años y multas por el valor de 1,5 millones de barriles. Por supuesto, siempre y cuando haya jueces que se atrevan
a desafiar el Poder Económico del Imperio.
El mismo Imperio que piensa que
somos una amenaza para el enclave colonial del Atlántico Sur. Ellos que
han armado una base militar en nuestras islas, a pocos kilómetros de la costa
continental, nos consideran un peligro. Para arribar a esa conclusión montaron,
entre 2008 y 2011, un complejo plan de
espionaje que no estuvo a cargo del mítico MI6 jamesbondano, sino del impronunciable y poco
cinematográfico Jtrig. Gracias al trabajo de contraespionaje de Edward
Snowden –ex empleado de la CIA- la Operación Quito vio la luz en estos días. De
más está decir que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense prestó
colaboración, aunque la administración
Obama se ha manifestado distante del conflicto por la soberanía en las islas.
De acuerdo a los archivos
desclasificados de forma clandestina, este plan incluyó “operaciones encubiertas en redes sociales y la intervención de comunicaciones de seguridad para estar
informados acerca de los planes de Argentina respecto de las islas Malvinas e
influir en la opinión pública”. En realidad, no hace falta tanto despliegue
para descubrir que el principal interés
es recuperar las islas, aunque no de manera violenta como intentó el
dictador Galtieri, sino a través del
diálogo y en base a nuestro absoluto derecho. La Cumbre de las Américas que
se desarrollará en estos días incluirá, seguramente, una posición de conjunto
respecto a este tema. Si en otros tiempos el Imperio usurpó ese trozo de
nuestro suelo abusando de su poderío y
explotando nuestra soledad, hoy las cosas son diferentes. La bestia
en decadencia se enfrenta a una región que no está dispuesta a dejarse
humillar. Y a un pueblo convencido de que el país del futuro incluye a las Malvinas o no será nada.
Como siempre pero mas evidente en estos ultimos tiempos de un lado las fuerzas populares y del otro los grupusculos q han detentado el poder real y hacen cualquier cosa por mantenerlos siempre una batalla nueva q librar Abzo
ResponderBorrarjpierantoni
Que nada nos desaliente. Tenemos la razón de nuestro lado y eso nos dará fuerza para alcanzar la victoria final contra las fuerzas oscuras. Parece una frase del Señor de los Anillos o de Harry Potter pero... algo de eso hay. Abrazo
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