En medio del
entusiasmo por su sorpresiva victoria,
la gobernadora Vidal clamó, exaltada, “cambiamos
futuro por pasado”. Advertida por el público, a los pocos segundos se
corrigió y todo quedó como una confusión
producida por el arrebato. Sin embargo, después de las medidas tomadas por
el gobierno nacional -distribución regresiva del ingreso, despidos masivos y el
país en manos del mercado- todo parece
un video de los noventa y lo que pensamos como furcio fue una sincera
declaración de principios. Ahora, si prestamos atención a otros hechos
menos difundidos, como los jóvenes trabajadores, manos a la pared, cacheados
por efectivos policiales, la prohibición de circular por las cercanías
de La Rosada con remeras o emblemas kirchneristas y el atroz ataque de Gendarmería a los ensayos de una murga en un barrio
de la CABA, las imágenes envejecen un poco más para transformarse en
postales de otros tiempos más oscuros. Fotos
tan amarillas que parecen de la dictadura. Entonces, no sorprende que se
haya malinterpretado la declaración del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando
explicó que los despidos están insertos en un “proceso de organización”. Si
éste no fue un fallido, pegó en el palo.
Como la cínica
explicación que el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, dio sobre el despido de casi 500 empleados en
su área: “es una decisión espantosa,
pero necesaria”. Una excusa muy parecida a la que dio Patricia Bullrich
cuando el gobierno de la Alianza versión ’99 decidió rebajar un 13 por
ciento a jubilados y empleados estatales. Sin embargo, Avelluto no ofreció
ningún argumento a la decisión de
nombrar a su novia, la cineasta Carolina Azzi, como coordinadora del área
de Prensa. Y las explicaciones presentadas por la vice Michetti sobre el meteórico ascenso de categoría de su
prima, la kinesióloga María Alejandra Illia, en el Congreso también dejaron
mucho que desear. Y la lista de los funcionarios PRO que usan el Estado para pagar favores es nutrida, pero el problema no
es, en todo caso, que nombren parientes, amigos o militantes, sino que prometan que no lo harán y encima,
acusen a los que lo hacen. Peor aún, que justifiquen el nepotismo con cuentitos de autoayuda para ingenuos
incurables.
Además de
hablar mucho, son bastante enredados.
Como decían los abuelos, cuando alguien es
confuso es porque están mintiendo. El ideólogo del engendro amarillo, Jaime Durán Barba, aseguró en estos días que “Cristina es de ultra derecha y Macri está a su izquierda”. Eso debe pasar si miramos la escena
política en un espejo, que si funciona bien, parece invertir las posiciones. Pero que Marcos Peña declare que echan empleados públicos para combatir la
precariedad laboral es el colmo de la extravagancia expresiva. Como la
excusa del default para arreglar como
sea con buitres y holdouts, aunque sea
aceptando condiciones humillantes. El default –es necesario recordar- lo declara el deudor y Argentina ofrece
desde hace años una forma de pago, que es el canje; eso es lo que dispone
el Estado a través de sus leyes y hasta ahora ha pagado a pesar de las trabas
impuestas por el juez imperial Thomas Griesa. Si se les paga de otra forma es por el capricho de satisfacer
ambiciones ilegales y perniciosas.
Psiquiatría: ¿excusa o condicionante?
Por si algo
faltaba en esta tragicomedia amarilla, algunos periodistas de los medios
hegemónicos comenzaron a rodar rumores
sobre el estado psicológico del empresidente. Que se deprime, que se
distrae, que se aburre. Lo intentaron con Cristina y la bipolaridad o con el
síndrome de hubris, potenciado por el doctor Nelson Castro, experto en psicoanálisis virtual.
También probaron con el estigma del doble
comando: Néstor comenzó siendo el chirolita
de Duhalde para convertirse en el pelele de Cristina y Cristina fue la
marioneta de Kirchner, para terminar como una autodidacta aislada. Patrañas; una estrategia del Poder Real
para deslegitimar al Poder Político. Presiones que siempre ejerce para
condicionar a un gobierno democrático, aunque
en el sillón esté sentado su mejor exponente. En estos días, hasta llegaron
a decir que Mauricio Macri es un títere de Gabriela Michetti. Por favor, a Balcarce
con ese hueso.
En este caso,
la supuesta locura del ex alcalde no es más que una excusa para justificar
sus desmanes. En términos judiciales, para volverlo inimputable por si
alguna de sus tropelías llega a los Tribunales. La primera denuncia que
pasó Mesa de Entradas fue la concretada por el abogado Eduardo Barcesat por el
DNU del Ejecutivo que declaró la patética “Emergencia
en Seguridad”. Patrocinada por Graciana Peñafort y Jorge Cholvis, la presentación sostiene que Mauricio Macri
y sus ministros “violaron los deberes de
funcionario público y cometieron abuso de autoridad”.
La causa, que
cayó en el despacho de Ariel Lijo, solicita que "por hallarse reunidos los requisitos del artículo 294 del Código
Procesal Penal" se llame a
declaración indagatoria a los denunciados. La Constitución es clara al
decir que "el Poder Ejecutivo no
podrá en ningún caso bajo pena de
nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo" y menos aún en materia penal. En el final del
artículo 29, la Carta Magna señala que quienes “formulen, consientan o firmen” actos de esta naturaleza quedarán
sujetos a “la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria”. Antes que ser traidor, es preferible
estar loco.
Esto, por
supuesto, si la denuncia es analizada en
términos jurídicos y con la Constitución como guía. En cambio, si cae en el
terreno de las conveniencias y afinidades políticas, esta atrocidad legal seguirá vulnerando nuestros derechos y los
estrategas estarán habilitados para cosas peores. Pero no nos engañemos; el
líder amarillo y sus seguidores no están locos: la derecha es así cuando tiene el poder en sus manos. Por ahora, el
que votó por globos, recibirá gases tóxicos y el que no, unos cuantos palos.
Mientras algunos se preguntan si Macri durará cuatro años al frente del país, otros dudan si el país durará cuatro años
con Macri al frente. La solución de este dilema está en nosotros, como
siempre.
Excelente artículo! MAS que esperar cuatro años hay que fusilarlo en la plaza de mayo. A el y a todos los oligarcas que lo votaron. Matarlos para que no vuelvan y podamos realmente construir la argentina que veníamos construyendo hasta el 10 de diciembre, cuando el profeta del odio ganó las elecciones por muy pocos votos. Hay que salir a la calle.
ResponderBorrarLa sangre no resuelve nada. Ellos son los que apelan a la violencia y a la ilegalidad. Aunque a veces debamos retroceder unos pasos, debemos hacer las cosas como corresponde. Y no todos los que lo votaron son oligarcas: algunos fueron engañados y otros dejaron alimentar sus prejuicios. Estos son los que deben decir basta. Creo que esta vez será la última que logren acceder al poder, porque fracasarán tanto que deberán esconderse por mucho tiempo. Abrazo enorme
BorrarExcelente aporte!!!!.. No soy la única que piensa de esta manera...por lo que veo.. INIMPUTABLE... Encima que no le cuesta hacerse el opa!!!.. Abrazo compañero!!!!!...
ResponderBorrarTriste angustiada mirando como dejan gente e la calle sin compasion. El escarmiento tiene q sdr brutal. Estamos solos sin bases q salgan y organicen. Hasta cuando? No lo se.
ResponderBorrarExcelentes sus articulos, muy esclarecedores, Mi nombre es Juan Carlos Salazar Juarez, soy jubilado, una victima de los años noventa, hace poco se me "abrio la cabeza", más vale tarde que nuca dice el refran.Sus articulos me van a permitir sobrellevar estos años que se vienen, tengo 72, pero es mi deseo ver pronto otra vez un gobierno democratico y republicano. Le comento todo esto porque tengo que firmar como desconocido no me entra el correo electronico, felicitaciones.
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