La
semana termina con una novedad un poco preocupante y bastante dolorosa: un
grupo de diputados del FPV se apartaron para construir un bloque justicialista cuyo objetivo será garantizar la
gobernabilidad de la gestión de Macri. Esto no quiere decir que los ochenta
que quedan en el grupo original sean destituyentes, aunque queda sugerido en el documento de los escindidos. Que los
doce se comprometan a ser una oposición
responsable, parece sugerir que los
kirchneristas no lo serán. Además, como si los que ahora son oficialistas hubieran sido responsables cuando fueron
oposición. Por el contrario: gracias a su irresponsabilidad opositora
conquistaron este arrasador oficialismo. De acuerdo a estos acomodamientos
políticos, parece que la oposición tiene que garantizar una responsabilidad que el propio oficialismo no tiene.
Porque lo que ha hecho el Gran Equipo desde el 10 de diciembre –incluso desde
antes- es hacer imposible cualquier
forma de gobernanza.
Así
es: la institucionalidad del país ha sido alterada desde el mismo momento en
que los caprichos del ahora empresidente
y la complicidad judicial desterraron a
La Presidenta doce horas antes del final de su mandato. Y eso no es nada;
fue apenas el inicio de un aluvión de decretos e iniciativas, cuyo fin ha sido poner fin a la
institucionalidad construida durante doce años. Los más memorables: la
creación de un Ministerio de Comunicación que desechó a un basurero la ley de
SCA y Argentina Digital y a las autoridades legalmente designadas en la AFSCA y
la AFTIC, con episodios propios de un
gobierno de facto; el nombramiento de dos miembros de la Corte Suprema de
Justicia en comisión, algo inadmisible
en la Constitución; el traspaso de las escuchas del Ministerio Público
Fiscal a la Corte, contra lo que dispone
la ley; la suspensión de la entrada en vigencia del Nuevo Código Procesal
Penal; la persecución hasta la renuncia de funcionarios
que debían permanecer por dos años más, como el director de RTA y del Banco
Central; el pedido de renuncia de la Procuradora General de la Nación,
Alejandra Gils Carbó, un cargo vitalicio al que se accede por concurso y con acuerdo
del Senado. Nada de todo esto garantiza la gobernabilidad de un país que venía reconstruyéndose
lentamente desde la explosión de 2001, la crisis más profunda de nuestra
historia.
A
todo esto se añade la eliminación de las retenciones, de los controles a la
compra de dólares, de los cupos de exportación y la devaluación de la moneda,
medidas que constituyen una distribución
regresiva del ingreso hacia los sectores más ricos de la sociedad. Con
estas cuatro medidas, la inflación se duplicó en pocos días y el salario perdió casi un 40 por ciento de
su poder adquisitivo, además de augurar recesión, desempleo y reducción de
las fuentes laborales. Nada de todo esto
está orientado a gobernar un país, sino a provocar una crisis ingobernable.
¿Qué quieren esos diputados cismáticos, garantizar
algo que no está en las intenciones del gobierno?
Una democracia muy particular
Por
si todo esto fuera poco, durante la campaña electoral, el entonces candidato
Macri y sus adláteres prometían eliminar
de la TV Pública el programa 678, la gran pesadilla de los periodistas
voceros del establishment. Un ciclo demonizado hasta la parodia porque logró desmontar operaciones y mentiras de
los medios hegemónicos y poner en evidencia groseras contradicciones de los
exponentes de la oposición. Sin dudas, un producto que quedará para la
historia de los medios porque se animó a
revelar las nocivas estrategias para manipular al público. Además, se
convirtió en un emblema para un nutrido grupo de ciudadanos que se vio representado, por primera vez, en un
programa de profundo contenido político. La multitud que coreó la
combinación numérica en la despedida de Cristina será una insólita muestra de una adhesión difícil de vulnerar.
Pero
la persecución a los periodistas no terminó con el fin de 678, sino que se
extendió hasta el desconocimiento de los contratos de periodistas en la Radio
Pública, que, gracias a la intolerancia
macrista, han quedado fuera del aire. El clímax de este afán censor se dio
con el despido de Víctor Hugo Morales de radio Continental que, si bien fue una
decisión empresarial, quedó en sintonía
con el deseo oficial de silenciar voces opositoras. La gobernabilidad que
quieren garantizar los doce diputados que se apartaron del kirchnerismo incluye el brutal despido de más de 25 mil
trabajadores en distintas dependencias del Estado, con la generalizada calificación
de ñoquis.
Y
también incluye la injusta e ilegal
prisión que padece la dirigente social Milagro Sala, una decisión propia
del Señor Feudal de una provincia que cuenta con el satisfecho aval del
Ejecutivo Nacional. Un encarcelamiento
sin causa que tiene como objetivo castigar a la organización Tupac Amaru por distribuir
dignidad entre los habitantes más desplazados de Jujuy. Un secuestro
inquisidor con formato de justicia exprés que logró despabilar a muchos
ciudadanos de la modorra veraniega. Una oscura decisión represiva que mereció
el repudio más allá de nuestras fronteras. ¿Merece
esto garantizar la gobernabilidad?
Pero
hay más: optimistas y festivos, los integrantes del equipo económico anuncian la proximidad de un acuerdo con los
buitres, un puñado de angurrientos que extorsiona al país para multiplicar las
ganancias de unos bonos de deuda comprados mucho tiempo después del default
de 2002. Ellos no nos prestaron nada,
pero los trataremos como si fueran nuestros benefactores. Con las
condiciones de pago que aceptó el 93 por ciento de los bonistas ya obtendrían jugosas ganancias por lo que
compraron a bajo precio, pero con la complicidad del juez Thomas Griesa, la
indiferencia de la Justicia Imperial y la sumisión de las actuales autoridades,
obtendrán un plus de más del 150 por
ciento. Y esto lo van a presentar como una gran victoria: ser víctimas de una de las más grandes
estafas que hemos padecido. Además, cierra las posibilidades de concretar cualquier acuerdo beneficioso con las
deudas futuras y legitima el accionar de los especuladores.
Los
diputados separatistas del FPV que quieren garantizar la gobernabilidad, ¿analizaron todo esto a la hora de tomar su
decisión? Después dicen que piensan en el pueblo, algo que ni siquiera está entre los objetivos de la alianza gobernante.
¿Acaso no advierten que las promesas de campaña ya han sido incumplidas en los
primeros dos meses después de haber asumido? ¿No sospechan que la invasión de CEOS empresariales en la
administración del Estado no tiene como meta el beneficio público sino el
corporativo? En el documento constitutivo de este nuevo bloque, los
diputados declaran que el “objetivo
fundamental será defender la vida en democracia, bregar por la paz social, arbitrar los medios para lograr acuerdos
sociales, políticos e institucionales para la gobernabilidad de las provincias
y el país”. ¿Para qué? ¿Para
beneficiar a una minoría privilegiada?
Por
eso, no sorprende que la diputada Juliana Di Tullio se muestre tan dolida: “que 12 ex compañeros le den la posibilidad
al Gobierno de Macri de tener quórum es
una pésima noticia para los que representamos el 49 por ciento que no votó
a este gobierno. Bossio le hace el juego
político al ajuste”. Por eso, más que oposición responsable, estos doce
diputados comandados por el otrora angelical Diego Bossio se convertirán en peleles funcionales a un oficialismo irresponsable.
Los "doce del patíbulo" que van a intentar validar el "SAQUEO AL PAIS" para beficiar a las CORPORACIONES QUE VALEN DE LA "gobernabilidad' PARA ASEGURAR SUS INMENSAS GANANCIAS a costa del HAMBRE Y LA DESOCUPACION de quienes más sufrieron para RECUPERAR ESTA PISOTEADA DEMOCRACIA en manos de CEODICTADORES ...
ResponderBorrarO tal vez sólo aparentaron romper para que Macri llame a extraordinarias. Es difícil creer que, después de conquistar el voto con el FPV se vuelvan macristas. Paciencia
BorrarAhí,ahí quería yo llegar y no encontraba las palabras.
BorrarGracias,un abrazo.
Existe esa posibilidad, es cierto. Ojalá que así sea.
BorrarGracias Gustavo !
Ojalá así fuera Gustavo.. Como es sabido hace falta creatividad para los tiempos difíciles por venir. Que sea esta decisión de Bossio solo para que Macri llame a extraordinarias seria una genialidad.. Aunque la realidad aparenta ser otra.. Traición. Como usted dice paciencia..
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