Durante la campaña, el candidato Mauricio Macri
adoptaba, por momentos, tonos de profeta, de mesías que llegaba a estas
tierras para cumplir un propósito trascendente: unir a todos los argentinos.
Cuando el periodista Luis Majul, en un exceso de obsecuencia, afirmó que
Macri tenía algo de Nelson Mandela, no estaba denunciando el robo de algún
objeto personal del líder sudafricano. El premio Nobel de la Paz, después de
padecer un injusto encarcelamiento, salió a la calle y alcanzó la presidencia, no
para ejecutar venganza sobre los opresores blancos, sino para armonizar sus
relaciones con los oprimidos negros. Descubrir el paralelismo que puede
tener la salida del injusto sistema del Apartheid con nuestra consolidada
democracia es trabajo de intoxicados con algún té de hierbas ilícitas. Pero
la prensa otrora ferozmente opositora es ahora tan amorosamente oficialista que
el público corre el riesgo de superar los niveles necesarios de glucosa en el cerebro.
Tanto peligro corre el consumidor de los medios hegemónicos, que no advierte
que el empresidente Macri ha tomado el camino inverso al necesario para cumplir
con cualquiera de sus amorosas
promesas de campaña.
Si el ex Alcalde quería reparar la famosa grieta, muchas
de sus decisiones sólo logran ensancharla. Más aún cuando algunos de sus
apologistas realizan sus separatistas aportes. Liliana Franco, una de las
panelistas de “Intratables”, consideró que ahora “hay otra calidad de aplausos” en los actos presidenciales.
¿Cuál es la calificación de los aplausos? Si hay normas ISO para aplaudir, que
avisen, así no cometemos errores al batir nuestras palmas. ¿Qué diferencia un aplauso
de otro? ¿La calidad de la crema con que sus dueños suavizan la piel?
¿Las callosidades o el cuidado de las uñas? ¿La ideología del que aplaude? ¿O
el lado de la grieta de donde proviene?
Tal vez la diferencia está en lo que se aplaude: no
es lo mismo aplaudir ampliación de derechos que despidos en el Estado, como
tampoco lo es aplaudir la resistencia a la extorsión de los buitres que la
entrega de nuestro patrimonio para complacerlos. ¿Será ésta la diferencia de
calidad a la que se refiere la panelista de “Intratables”?
Según parece, los mejores aplausos son aquellos que están dirigidos a las
promesas incumplibles, como la Pobreza Cero o los puertos en Santiago del
Estero, o a las medidas más destructivas para nuestra economía, como la
quita a las retenciones o la importación indiscriminada. ¿O será que los
apologistas están tan entusiasmados con la desigualdad que se viene que
no saben cómo disfrazar las malas nuevas?
O quizá los mejores aplausos son aquellos que
celebran la ruptura del bloque del FPV. Desde Jujuy, Macri felicitó a los
diputados que formaron un grupete funcional a sus intenciones. Debilitar al
más peligroso de los adversarios merece un aplauso de calidad. La deskirchnerización de Argentina es el
deseo del establishment y sus servidores pero, aunque parezca que todo está
perdido, hay una potencia que subyace la escenografía montada por los medios
dominantes. Entonces, los aplausos sí serán diferentes porque serán los
nuestros.
Globos
que se desinflan
Los doce que migraron aportaron cierto alivio al
oficialismo, pero no tanto como para tener controlada la relación de fuerzas
en la Cámara de Diputados. Aunque se especuló con el llamado a sesiones
extraordinarias, la democracia plena
tendrá que esperar hasta el 1 de marzo. Sin embargo, el Congreso comenzará
a trabajar en comisiones para analizar decretos y nombramientos, lo que agregará
más ardor a este tórrido verano. Sobre todo, un tema que es prioridad para
el gobierno amarillo: solucionar el mal llamado default. Mientras desde el
Imperio aplauden las propuestas realizadas a los buitres, la oposición
analiza las consecuencias de ceder a tamaña especulación destructiva.
Claro, para claudicar ante las presiones extorsivas
de la Banda del Norte, Argentina debe
modificar –derogar, en realidad- dos leyes: la Cerrojo y de Pago Soberano.
Un verdadero peligro porque desmoronaría el andamiaje de protección construido
a lo largo de estos años. Si se elimina la ley cerrojo, el canje acordado
con los bonistas quedaría sin normativa, lo que abre la posibilidad a nuevas
demandas. Además, si a un 7 por ciento se le concede más de un 1000 por
ciento de ganancia sobre lo invertido, el 93 restante no querrá quedarse
afuera. Cualquier acuerdo en el tribunal de Griesa aparecería como un
castigo a los bonistas del canje por su buena voluntad y un premio a Paul
Singer y sus secuaces por su tenacidad mafiosa. Todo cierra cuando se tiene
en cuenta un viejo dato: Singer financia desde hace mucho Voces Vitales, la ONG comandada por Laura Alonso, una sucursal de ATFA, el grupo
norteamericano de presión contra Argentina. Un círculo que cierra a la perfección.
Que cierra tanto que podría estrangularnos. Si con
las primeras medidas tomadas por el Gran Equipo en los primeros meses, la
inflación se duplicó, el poder adquisitivo del salario se depreció y la
recesión es una amenaza certera, no hay que ser muy pesimista para imaginar
el panorama cuando el aliento de las bestias esté sobre nosotros. Una de
las consultoras más significativas del modelo neoliberal, FIEL, estima que la
canasta básica de enero –el ingreso mínimo para salir de la pobreza- se
ubica en 7441 pesos, cuando un año atrás era de 5734. Esto implica que, en
muy poco tiempo, el número de pobres ha crecido de manera sustancial. Sin
dudas, el camino a la Pobreza Cero es para el otro lado.
Además, cuando comiencen a llegar las facturas del
servicio eléctrico sin los subsidios, muchas familias de clase media
advertirán que han descendido un par de escalones, no sólo por las cifras
que espantarán desde el papel sino por los predecibles incrementos que se
producirán en los productos básicos. Lejos de buscar soluciones, los propios
funcionarios ponen palos en la rueda. Desde hace unas semanas, tratan de fijar
un techo a las paritarias. Entonces, hablan de responsabilidad, conciencia, poner el hombro y cuidar el empleo, eufemismos
a los que apelan para no decir que los trabajadores se banquen el ajuste. Como
si después de 12 años de conquistas, dignidad e incorporación de bienestar, ahora
tuviésemos que padecer un castigo. Lo dicen muchos analistas
consustanciados con la guadaña amarilla: después de la fiesta, vienen los
padecimientos.
El precio de cambiar
derechos por globos, dignidad por bailecitos, compromiso colectivo por
petulancia festiva, principios, valores e ideas por consignas de sobres
de azúcar. El costo de elegir manipulación
evidente en lugar de información verificable. Nada de lo decidido desde el 10 de diciembre era necesario: lo
que estamos padeciendo es la aplicación de un modelo importado que mira más
las planillas que lo que ocurre en las calles, como si el país fuera una
gran maqueta y nosotros, apenas muñequitos de plástico.
"aplausos con norma ISO" jajajajaja le van hacer la publicidad a procter and gamble.
ResponderBorrarLa escuché el dia q dijo eso en *intragables*Liliana Franco,fue el momento exacto q apagué la TV xq mi presión arterial llegó al máximo.Indudable q están aplicando un modelo importado q presta atención a los números y no q sucede en las calles...la derecha vuelve a equivocarse,chocarán con una pared llamada PUEBLO,dp d 33años en democracia no existen más*muñequitos d plásticos*.Somos un pueblo maduro q no permitirá perder derechos para q pocos abulten sus privilegios,y no me refiero solo al 49%q votó contra el *masssacrismo*,ese % cambió,muchos amigos y parientes(chequeo zonal)están arrepentidos,entre ellos 1 ya perdió el empleo.Gracias Gustavo x excelentes notas,abrazo
ResponderBorrarGracias por el elogio. En verdad, casi ni veo TV. Es una pérdida de tiempo, en muchos casos. Ese programejo nunca lo ví, sólo los fragmentos que uno puede encontrar en la red. Creo que en breve vamos a explotar en serio para poner freno a este salvajismo. Abrazote
BorrarExcelente, Gustavo, como siempre
ResponderBorrarCasi siempre estoy leyendo tus artículos, nobleza obliga...agradecer tu trabajo periodístico inteligente y esclarecedor. Gracias.
ResponderBorrarExcelentes sus artículos, muy esclarecedores, me van a ayudar a sobrellevar estos duros tiempos, gracias.
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