lunes, 1 de febrero de 2016

La alegría como privilegio



El país estuvo casi al borde de una crisis institucional: los cuadros del despacho presidencial le provocaban jaquecas a Macri. Claro, San Martín, Moreno, Dorrego y Belgrano son personajes de mucho peso en nuestra historia tanto que, para el Ocupante Temporal de La Rosada, sólo deben estar bien guardados en los museos. Ahora, de las energías positivas del recinto se encargarán algunas obras de Luis Benedit –el pintor favorito de Amalia de Fortabat- y una foto del federal Obelisco. Según algunas versiones, Balcarce hubiera preferido una foto de Lassie en una pose sensual, pero es sólo una mascota y no empresidente, por lo que sus preferencias pictóricas no son tenidas en cuenta. Si Mauricio pensó trocar el celeste y blanco por el amarillo PRO y alguien lo hizo desistir de tan impopular movida, nadie ha dicho nada. Pero no hubiera sorprendido esa decisión cromática porque de él se puede esperar cualquier cosa en su afán de borrar los doce años K y, de ser posible, toda la Historia de nuestras vidas. Sólo así funciona su gran plan.
Mientras muchos aplauden sus injustas medidas y hasta arrojan hielo y huevos a los manifestantes que protestan, otros están expectantes al resultado de este revoltijo y un número importante de ciudadanos ya percibe un futuro muy poco alentador. La pesada herencia que usan como excusa y quieren desmontar es para otros un legado de derechos y un camino a la equidad. Y los medios hegemónicos, como siempre, sólo arrojan leña a esta hoguera de confusión que es la información pública, amplificando falacias, pontificando hasta el empalago y silenciando atrocidades. Con el incendio en el Trece –que cada tanto arde por su proximidad al infierno-, hubo algunas horas de tregua y muchos conciudadanos –casi desesperados- debieron pensar por sí mismos. A este paquete comunicacional ahora oficialista se suma el acoso a los trabajadores de la Radio Pública, que están entre el compromiso con la profesión y las órdenes vertidas por las nuevas autoridades. En los informativos, por ejemplo, tienen prohibido hablar de los despidos, aunque pueden hacerlo fuera de esos espacios institucionales. Al menos por ahora. Sin dudas, la Revolución de la Alegría es más virtual que real.
Nada más doloroso ver cómo los despedidos se acumulan en plazas y calles. Bajo el estigma de ñoquis o militantes, hay más de 27 mil cesanteados en distintas áreas de la esfera pública. Aunque haya muchos trabajadores de carrera, incluso votantes del cambio, todos entran en la misma bolsa despectiva. Todos son de descarte, para que cierren las cuentas del eficiente y pragmático Estado neoliberal. Para el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, “el aumento de despidos en distintos sectores donde no haya cuellos de botella lo más probable es que empuje hacia arriba la tasa general de desempleo, y con la inflación sólo domesticada en parte, la actividad caería en un proceso de estanflación. Esto lo expresó en un artículo que elaboró junto al economista Martín Guzmán, en el que afirma que las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri son preocupantes: en particular, el recorte permanente en los impuestos a la exportación es una gran transferencia a los ricos, con un gran costo para los trabajadores ordinarios. Cualquiera que sean los beneficios de eficiencia, las consecuencias distributivas y para el desarrollo no pueden ser ignoradas”.
Una herencia no tan pesada
Para Stiglitz, las medidas tomadas por el equipo de Macri no tienen relación con la situación heredada. Lejos de la crisis dibujada por los medios dominantes y sus expertos estrella, algunos aspectos de la situación económica de Argentina son muy deseables. No menos importante es su baja relación deuda respecto al PIB”. Sin dudas, “Macri se enfrenta a una tarea mucho menos intimidante que la enfrentada por Kirchner en 2003”, después de la explosión del experimento del Consenso de Washington. “El gobierno de Kirchner aplicó políticas que condujeron a una reducción masiva del desempleo, la pobreza y la desigualdadpero el camino iniciado por el ex alcalde va en sentido contrario.
Mientras se tramita deuda para garantizar reservas a los especuladores, los funcionarios despliegan su impronta anti-ñoquis. La respuesta no se hizo esperar: cien kilos de ñoquis amasaron, cocinaron y sirvieron muchos de los despedidos, bajo la consigna “la masa es poder”. “Tomamos el insulto con humor y lo convertimos en una metáfora de cómo concebimos nuestro trabajo acá: muchas manos juntas amasando algo”, explicó una de las víctimas de los recortes amarillos. En los más de treinta años de democracia, jamás se ha visto nada tan bestial. En los noventa, la reducción del Estado estuvo precedida por la hiperinflación y la salida anticipada de Alfonsín. En esta ocasión, nada justifica semejante salvajismo, salvo el odio y la sed de venganza alimentadas por mentes perversas. En todo caso, están provocando una reacción que justifique medidas más drásticas y crueles.
Tal vez por eso uno percibe cierta prudencia en muchos dirigentes opositores. Las declaraciones son moderadas y hasta desproporcionadas respecto del tamaño de los agresivos primeros pasos del empresidente. En estos días, apareció un segundo video donde La Presidenta busca orientar a sus desorientados seguidores. Las plazas, los encuentros, las calles, los debates que se están dando en las bases piden a gritos una conducción. Cristina, en una charla con los vecinos de El Calafate explicó que “los partidos políticos son la base fundamental de la democracia. Los partidos políticos tienen rango constitucional. La verdad que esa fue una gran conquista de Alfonsín. Y los partidos políticos se integran de militantes, militantes abogados, militantes profesionales, militantes verduleros, no lo vean como un insulto lo de militantes. Porque son miembros de un partido político”.
“Ellos –agregó CFK en referencia a los actuales gobernantes- en definitiva piensan que la política es una porquería y que los partidos políticos no sirven para nada porque no vienen de partidos políticos, vienen de las corporaciones”. Y ante todo lo que está haciendo Mauricio Macri y su gran equipo en los primeros días de gobierno, consideró que no hay que estar enojada, hay que estar preparada y organizada. Hay que transformar el enojo en acción. En organización y acción”. Y hay mucho material para estar enojado, sobre todo por la impronta destructiva de la gestión amarilla. En menos de dos meses, despidos, inflación, desigualdad, represión, persecución, censura, tarifazos, recesión. Pensar que hay muchos meses en cuatro años da escalofríos, pero más asusta que muchos, de puro tozudos, tardarán bastante en advertir cuánto se han equivocado al elegir este cambio.

4 comentarios:

  1. Estoy muy desesperanzada y triste. La verdad que el gobierno anterior no quería aceptar los estragos de la delincuencia y el narcotráfico... por eso me dije, bueno, quizás un honesto gobierno de centro derecha pueda ser mejor. Pero un gobierno de centro derecha nacionalista como lo tuvo Chile por décadas. Y ahora no quiero ni pensar, porque me hace daño y estoy débil de salud, que el PRO endeude al país para satisfacer la codicia de los más ricos del país y del mundo. Porque una cosa es que permitamos que existan las diferencias de clases, pero otra es que nos jodan como los peronistas en la década del 90 y los militares en los 70.

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    1. Muchos somos los que estamos tristes, pero la esperanza nunca debe perderse. Hemos pasado por momentos más duros y no creo que lo que se venga sea tan grave. Estoy convencido de que el Pueblo va a reaccionar a tiempo antes de que destruyan todo. Abrazote.
      PD: la próxima vez, poné el nombre

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    2. Mi nombre es Gilda Ortega, soy de Tigre y el face que estoy usando momentáneamente (India Clarina) no está en el grupo Gente de a Pie. Entonces cuando quise publicar aquí mi mensaje, pensé que sólo podía con la opción de anónimo.Gracias. Un abrazo.

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    3. Gracias. Bienvenida. Espero que estés entre las habituales visitantes del blog. Abrazos

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