viernes, 19 de julio de 2013

Tras las máscaras, los intereses



El horrendo rostro de las bestias indomables
No hay que olvidar: quienes se rasgan las vestiduras patrióticas en contra de la sociedad con Chevron son los mismos que respaldaron a Repsol cuando el Gobierno Nacional expropió el 51 por ciento de las acciones de YPF; son los mismos que ruegan por inversiones extranjeras sin condiciones e idolatran a Thomas Griesa; los mismos que pergeñaron el sainete de Harvard y apoyan la autodeterminación de los malvinenses; son los mismos que idearon una colecta para rescatar la fragata Libertad, en manos de los buitres y guardaron un doloroso silencio ante el desprecio al presidente boliviano Evo Morales; son los mismos que se quejan por los controles al dólar y se callan ante los especuladores cerealeros; son los mismos que acuden con chimentos destituyentes a la embajada norteamericana; son los mismos que se esfuerzan hasta el ridículo para estar solamente en contra de todo, hasta del propio país. Los que hoy simulan preocupación por los problemas de la gente son los mismos que abogan por los intereses de una minoría empachada. Los que hoy señalan ilusorias contradicciones son los portadores de una desorientación patológica. Pobres los votantes que intenten comprender sus laberínticas propuestas, porque quedarán enredados en el desconcierto. Pobre del país si alguna vez ellos llegan a recuperar el control.
El más fanático de los opositores es quien más capacidad de daño ha perdido. Desesperado, el Alcalde Porteño suplica un lugar en el mundo, fuera de la fortaleza que ya lo está asfixiando. Como el eximio estratega que no es, diseña el futuro en un tablero absurdo y piensa como presente lo que es sólo una vana ilusión. "Yo acordé con Massa trabajar juntos en la provincia para ponerle límite a los Kirchner –pregona, alucinado- Hasta tanto él no diga que cambió de idea, yo sigo confiando en su palabra de ayudar desde la provincia, como yo lo hago desde todo el país, para ponerles un límite a los Kirchner". Despechado por un apoyo mediático casi desvanecido, se imagina como un superhéroe desplegando su poder ante las fuerzas del mal, como un pirata que reparte el botín con su compinche. Pueril como siempre, se refiere a Los Kirchner como si hablara de un clan o de los protagonistas una serie televisiva. ¿Quiénes son los Kirchner, si hay una sola persona que porta ese apellido en el Gobierno y ocupa el ministerio de Desarrollo Social? Cristina es Kirchner por adopción, en todo caso. ¿O será que, guiado por su descomunal desprecio, los Kirchner somos todos los que apoyamos este maravilloso camino de reconstrucción del país?
En lo único que piensa es en ponerles un límite a los Kirchner, como si estuviera planeando una reprimenda para unos niños revoltosos, como si defendiera un territorio de su pertenencia. ¿Qué espejismo lo conduce a pensar que su influencia alcanza a todo el país? ¿O será que, como un unitario decimonónico, imagina la CABA como lo único importante de Nuestra Nación? En realidad, no es más que el delirio de grandeza de un perfecto mediocre que no se resigna a su seguro mutis de la escena política. El silencio de Sergio Massa ante tan secreta alianza debe considerarse como una confirmación de la poca influencia que Macri conserva en los asuntos serios de la vida. Una sutileza del intendente de Tigre que concibe al Líder Amarillo como un piantavotos, que muestra cómo se ha marchitado la esperanza blanca de otrora.
Mientras estas escaramuzas electorales entretienen a los medios con hegemonía en decadencia, los patricios de la Sociedad Rural exhiben, una vez más, su impudicia lacrimógena. Aunque ya ni el propio Daniel Scioli les cree. "Si uno ve de manera objetiva los grandes números, no hay motivos para seguir apoyando este modelo –dijo el presidente de la entidad, Luis Etchevere- puede ser que lo hagan desde una perspectiva muy personal, quizás alguien que depende de un subsidio o trabaja para el Estado, lo que es entendible". Pero más allá de este aristocrático desprecio, reservó un espacio para lo peor, para la más hipócrita de sus declaraciones. “El campo no da para más”, confesó el dirigente estanciero. Lo que no da para más, quizá sea su cara. Un latiguillo que irrita, sobre todo en medio de una cosecha récord. Y como colofón a tanto lamento infundado, agregó: “el campo hoy está peor que en el uno a uno”.
Esta semana se cumplieron cinco años del episodio más dramático para la gestión K. El antes y el después que ha quedado para los grandes recuerdos. Una crisis plagada de traiciones que casi hace desbarrancar al recién iniciado gobierno de CFK. Un sacudón que permitió comprender muchas cosas. En los libros de historia del futuro el capítulo correspondiente rezará –de manera ineludible- “La 125” o algo parecido. El oficialismo logró superar el escollo con todo éxito gracias a una firme construcción política basada en la recuperación de dignidad y en la conquista de nuevos derechos. Los agro-opositores sólo lograron crecer en lo único que les interesa: la ganancia. En la temporada 2012-2013 la cosecha alcanzó el record histórico de 105 millones de toneladas, con el maíz, la soja y la cebada como las más destacadas. De acuerdo a un informe de la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche, desde la salida de la convertibilidad hasta la actualidad, la renta de los productores-propietarios se incrementó en un 223 por ciento y para los arrendatarios, las ganancias subieron cerca del 700 por ciento. A pesar de esto, siguen anegando el país con sus avarientas lágrimas.
Y continúan apelando a las artimañas más abyectas para no compartir los bienes que se extraen de nuestro territorio. Primero, la celada del trigo, que apuntaba a empujar hacia el alza el precio de la harina y sus derivados. La intervención del ministerio de Agricultura y la secretaría de Comercio logró detener la conspiración. Ahora, la AFIP descubrió alrededor de 300 mil toneladas de cereales no declarados que significan una evasión impositiva de 138 millones de pesos. Además, identificó dos millones de toneladas de granos destinadas a la comercialización ilegal que involucra a 324 sujetos no inscriptos en el Registro Fiscal de Operadores de Granos. Nadie de la oposición política se involucra en estos asuntos, no sea cosa que obtengan la enemistad de los estiercolados patrones.
Para ellos, estafar al Estado no afecta la soberanía. Por eso, se suman a las presiones de los especuladores y aportan algunas lágrimas para solidarizarse con estos sufridos explotadores de la tierra. Tampoco dicen nada de los que buscan incrementar sus ganancias apostando al insignificante -pero molesto- dólar ilegal. Al contrario: denuestan con furor el control de las divisas y llaman libertad a la especulación. Pero ya todo está claro. El aglutinamiento logrado por el rechazo a la 125 ya se ha diluido. La neblina que velaba el entendimiento comienza a diluirse. Cada vez más individuos deciden convertirse en ciudadanos y defienden con convicción los intereses colectivos. “Vamos a correrles la sábana a los fantasmas blue –desafió La Presidenta desde Chaco- para que les vean la cara a quienes no quieren que el país progrese”. Las máscaras están cayendo y los nefastos intereses que persiguen han quedado al desnudo. A no desesperar: en breve lograremos domesticar a semejantes bestias.

2 comentarios:

  1. Hola Gustavo: Encantada de haber encontrado tu sitio, me parece muy bueno tu análisis. Te seguiré. Saludos.

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