Irresponsables quienes
practican vericuetos verbales para justificar los linchamientos, en lugar de
condenarlos. Apologistas quienes ven en
esta locura una esperanza. Destituyentes quienes alientan esta modalidad
delictiva que llaman justicia por mano
propia. No se sorprenda, estimado lector: en nuestro querido país cabe
cualquier cosa. Pero ante hechos como éstos no hay lugar para ningún pero. La oscuridad que parecía en el destierro, sólo estaba agazapada en un
rincón y encontró la ocasión para extender su siniestra mano. Aunque vistan
con corrección, el hedor los delata. Además, al ver un poco de sangre,
comienzan a salivar y cuando abren sus mandíbulas infectas salen las peores
pestes. Al menos cuatro personajes de la escena política buscan aprovechar
estas lamentables explosiones de furia de algunos individuos con la paciencia bombardeada
por los carroñeros mediáticos. Hay que
señalarlos porque ellos son los voceros de los que quieren que este sueño se
termine. Para permanecer en los titulares, necesitan convertir este horror en dardo envenenado hacia el Gobierno Nacional.
Pero tanta obscenidad no puede engañar a nadie, salvo a los que ya viven
engañados.
El
irresponsable. Quien siempre busca sorprender es El progresista Hermes Binner. De eso,
por supuesto, nada de nada. Retro-gresista,
debería considerarse. Cacerolero quejoso a ultranza, insustancial a más no
poder, errático al extremo. Muy desinformado, además, consideró que los casos
de linchamiento ocurren “por la impunidad
que hay en el país”. Y, sin pudor, pone ejemplos para justificar su
extravagante tesis: “que haya una persona
que hacía negocios en el Sur de todo tipo, como la gente ya conoce, está
demostrando que hay impunidad”. La manera en que
juega con supuestos y prejuicios en esta frase resulta irritante. Hasta
insultante. Para él, la impunidad queda demostrada porque hay una persona que
hacía negocios en el Sur. ¿Acaso está prohibido hacer negocios en el Sur? Más
que decir ‘como la gente ya conoce’, debería haber dicho ‘como Clarín y sus acólitos han ordenado que todos debemos repetir’.
Pero siempre se esfuerza por ir
más allá de sus propias torpezas. Sin llegar a explicar la relación entre su
ejemplo y los linchamientos, agregó que otro caso que molesta a la gente es que
el Gobierno “protege a un Vicepresidente
sospechado de corrupción”. Claro, para este correcto no-político, los republicanos
muelen a golpes al primero que encuentran porque la Justicia estira la
no-causa Ciccone. Binner considera que el ni siquiera procesado Amado Boudou es culpable sin haber sido
citado a declarar y el Gobierno debe sentenciarlo. Hermoso ejemplo de republicanismo. Ejemplar muestra de respeto a
las instituciones. El ex gobernador y actual diputado Hermes Binner actúa con
absoluta irresponsabilidad al hacer esas declaraciones. Jamás hay que olvidar cada una de sus palabras, para que ningún
distraído se deje engañar.
Los apologistas. En este grupo, los que más se destacan
son Sergio Massa y Mauricio Macri, que disputan, con fiereza, el electorado más
conservador. El primero parece tener más gracia, pero el segundo tiene más
clase. Ambos son peligrosos porque
representan intereses que no buscan precisamente el beneficio de todos. Lejos
de considerar la equidad como meta, sólo
piensan en una justicia punitiva y fuerzas policiales cebadas que mantengan a los excluidos lo más lejos
posible de los exclusivos.
Con su abundante cinismo, Mauricio Macri afirmó
que “uno entiende” los linchamientos
que se produjeron en estas semanas producto de “la falencia estatal”. Para los que no hayan comprendido la
paradoja, un Jefe de Gobierno como él también es Estado, pero no lo dijo como autocrítica, sino como dicterio al Gobierno
Nacional. Sin advertir contradicción alguna, aseguró que "estos
episodios de justicia por mano propia son porque el Estado está ausente. El Estado renuncia a defendernos, a
cuidarnos, no hay una propuesta integral de seguridad en más de diez
años". De tan
infantil que es su queja, da pena explayarse en la crítica. Macri es Alcalde de
una ciudad autónoma que tiene fuerzas policiales propias, la Metropolitana, que
se especializa en reprimir a los pobres. Tanto
Macri como la Metropolitana tienen la obligación de cuidar a los ciudadanos en
lugar de sumarse a los linchamientos. Entonces, ¿a quién está reclamando?
¿Por qué se desentiende de algo que también es su competencia? En caso de
llegar a la presidencia, ¿a quién responsabilizará de su ineficacia?
Para poner
más en evidencia su mirada clasista de
la vida, cuestionó la idea que expuso La Presidenta en estos días: “"no hay
mejor antídoto contra la violencia que lograr que mucha gente se sienta
incluida". Esto interpretó Macri: “el mensaje
de nuestra presidenta es malo porque entonces todo excluido, todos los pobres
tienen que salir a robar”. De
ninguna manera entrará entre sus acciones de gobierno alguna medida que apunte
a la redistribución del ingreso, porque la inclusión no está entre sus
objetivos. En algo tiene razón, aunque de casualidad: no todos los pobres
son delincuentes y –esto no lo pensará él, claro está- tampoco todos los delincuentes son pobres.
El diputado Sergio Massa es un poco más hábil
desde el punto de vista discursivo, aunque no mucho más. Con esa combinación entre predicador y vendedor de seguros, el ex
intendente de Tigre sostiene una máxima que da
por tierra con millares de tratados escritos por brillantes juristas: “el que las hace, las paga”. Y eso es todo. Ah, también apela a la
idea de la ausencia del Estado, pero sólo desde su faceta represiva. De acuerdo
a sus ideales, cada ciudadano debería ir
acompañado por un par de policías con cámaras en sus cascos, un arsenal de gas
pimienta y un celular con botón de pánico incluido. Ésa es su idea de la
seguridad. Así y todo, algunos integrantes de su agrupación política salieron
al cruce del Juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, una de las autoridades
en materia de seguridad ciudadana. Dos intendentes bonaerenses, José Eseverri y
Joaquín De la Torre, advirtieron que Zaffaroni “se sacó la careta y muestra sin descaro su camiseta K”. Contraponer esto con la cátedra que dio el
Supremo sobre los dichos de Massa es una falta de respeto. Pero De la Torre
quiso redoblar la apuesta y advirtió que “Massa
defiende a la gente y Zaffaroni a los delincuentes”. Demasiada baratija para dedicarle tanto espacio.
El destituyente. Quien merece menos
espacio -aunque sí todos los puntos para ser citado por un juez- es el ex
compañero de fórmula del ex represor Luis Patti, el abogado Carlos Maslatón.
Desde su muro de Facebook y algunas entrevistas radiales, este extemporáneo
personaje no sólo justifica y defiende
la acción de algunos individuos de ejercer venganza, sino que alienta estos
hechos. “La población debe continuar
ejerciendo justicia por mano propia –explicó quien no merece estar suelto- y matar en el acto a los delincuentes
capturados in fraganti” porque se trata de “legítima defensa”. Apología del delito, incitación a la violencia
y mucho de pisoteo republicano. Alucinado, considera “legal defenderse del delito en estas condiciones que nos impusieron
Zaffaroni, los comunistas y cómplices
del delito como Pinedo, Gil Lavedra y Barbagelata”, autores del
proyecto de reforma del Código Penal. ¿No
debería estar entre rejas alguien tan alejado de la democracia? O al menos,
condenado al silencio por su relación con los peores exponentes de nuestro peor
pasado.
Estos cuatro sujetos con bastante
espacio mediático tienen un reclamo en común. Aunque parezca muy profundo
reclamar la presencia del Estado para evitar estos episodios, en realidad, no
están diciendo nada. Ellos recitan esa excusa para desviarse de todo
posicionamiento político, como siempre. De alguna manera, el Estado siempre
está presente, aunque sea como ausente. La
mirada ideológica sugiere la manera en que el Estado debe estar presente en una
sociedad. Lo que estos individuos con intención de gobernar –como sea-
quieren es un Estado cómplice de los poderosos y látigo de los más humildes. Un
Estado que custodie los bienes de los que se quieren quedar con todo. No podemos caer en esta trampa de repetir
una historia plagada de odios y prejuicios. No podemos dejarnos convencer con
tan pocos argumentos. No podemos dejar que el país del futuro sea la pesadilla que
estos tipos sacuden de sus enfermizas mentes.
la verdad , en estos tres grupos de deplorables categorías, has representado magistralmente el accionar y efecto que prducen estos personajes que tanto daño hacen.
ResponderBorrarEl peor es Maslatón, actúa esporádicamente , sin que ningún ciudadano le haya dado responsabilidad alguna mediante el voto. Se ha cruzado en forma irritable, y sin argumento , con cuanto economista, político, sociólogo, filósofo, o periodista haya desmoronado su falsedad y sus conceptos asesinos y antidemocráticos.
Como siempre te has lucido.Sobre el falso argumento de adjudicar la violencia a "la impunidad frente a un estado ausente" me pregunto A cual de los tres poderes estarán inculpando....o suponen que el estado es el ejecutivo?
La coincidencia en estos tiempos vertiginosos deberían ser festejados, así que festejo su acertada información sobre los hechos que acontecen ya sin escrúpulos por parte de los actores políticos.
ResponderBorrarAdhierome.
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