En estos días se ha discutido
bastante sobre si el paro nacional convocado por Hugo Moyano y sus secuaces es
o no un paro político. En realidad, toda acción que convoque a una cierta
cantidad de gente para concretar una demanda pública debe considerarse
política. Lo que pasa es que todavía esa palabra –política y sus derivadas-
sigue sonando a palabrota. Los
funcionarios nacionales la han usado para cuestionar la medida de las CGTs opositoras y los destinatarios de
esos cuestionamientos han salido a defenderse como si los estuviesen insultando.
Sin embargo, hay algo que resulta incongruente, entre otras muchas
incongruencias de esta medida. Este paro es, por supuesto, político pero sus
demandas no lo son. Los motivos del paro se sumergen en lo no-político y se
transforman en un caceroleo inconsistente, una
mezcla de excusas que tienen como blanco exclusivo al Gobierno Nacional.
Pero por sobre todas las cosas, sus estrambóticos protagonistas no hacen más
que enturbiar el escenario para ocultar las verdaderas intenciones de la
protesta.
Los
no-motivos. En diferentes entrevistas radiales, los
principales personajes que convocan a esta protesta han recitado los
innumerables reclamos sin poder
fundamentar el sentido de la oportunidad que tiene. Más que inoportuna, es
altamente oportunista. Desde finales del año pasado, los diferentes gremios
comenzaron con las paritarias sin ningún tipo de condicionamiento y la gran
mayoría están cerradas. Entonces, ¿a qué
hará referencia esa consigna que reclama paritarias sin techo, si en estos años
las paritarias han sido libres y sin topes? Quizá confunden el constante
llamado a la prudencia por parte de La Presidenta y otros funcionarios. Pero
eso no puede nunca confundirse con algún tipo de limitación.
Dentro del paquete protestón incluyeron un aumento de las jubilaciones, aunque
no aclararon cuál es la escala que más despierta su preocupación. Tampoco está
ausente del menú la reducción del impuesto a las ganancias sobre el salario,
tributo que, a pesar de ser usual en
casi todos los países del mundo y con mínimos más bajos, siempre despierta
controversias. Otro de los ingredientes es el cese de despidos y suspensiones
que, aunque es un problema atendible y preocupante, la solución no debe
aportarse desde la huelga, sino desde la articulación de estrategias para
garantizar los puestos de trabajo. Algo
que el equipo económico kirchnerista ha realizado en todos estos años con bastante
éxito. En el medio, un llamado de atención sobre un inexistente ajuste y un
tarifazo que no es tal. Y, como moño
que decora el paquete, las siempre exitosas quejas contra la inflación y la
inseguridad.
Todos los tópicos enumerados
pueden tomarse como un punto de partida para la profundización del modelo si
ése fuera el objetivo de este paro nacional. Pero como lo que quieren es debilitar a CFK, sólo pueden tomarse como
excusas. El objetivo no es solucionar esos problemas, sino provocar un
adelantamiento de las elecciones presidenciales. Y si alguno duda de esta
afirmación, realizar un escueto paseo por la galería de personajes que integran
esta trama puede esclarecer el asunto.
Los
protagonistas. Uno de los principales actores de esta movida
opositora es Hugo Moyano, quien, de la
mano de los camioneros pretende atropellar el país, víctima del despecho.
Si en los noventa aparecía como un defensor de los derechos laborales, hoy parece un apologista del modelo que nos
condujo a la ruina. Desde su ruptura con el kirchnerismo, abreva en aguas
tan turbias al punto de convertir su perfil ideológico en un mamarracho
laberíntico. Los referentes políticos a
los que se ha abrazado son más defensores de privilegios que paladines de la
redistribución. Que hoy lo adulen quienes antes lo demonizaban debería
hacer un poco de ruido en el camino que ha decidido tomar.
El otro personaje que ha sido
el promotor de esta huelga nacional es Luis Barrionuevo, dirigente gastronómico que jamás ha trabajado en ese rubro. Un
exponente del peor sindicalismo, autor de frases sinceras y atroces que revelan
la densa oscuridad de su pensamiento. Difícil atribuirle algún afán
constructivo porque siempre está alineado con los que quieren destruir todo lo
que hemos construido en estos años. En los últimos tiempos, lejos de aportar
ideas para diseñar un proyecto, sólo ha
destilado el fétido aliento de los que nos quieren otra vez de rodillas.
Y el más oscuro de los popes
visibles es Gerónimo Venegas, representante de los trabajadores rurales, aún cuando
mantiene una alianza indestructible –y muy rentable- con las patronales
agropecuarias. Acá se presenta una de las mayores incoherencias, porque otra de
las demandas es por el alto nivel de trabajo informal. Y uno de los sectores
más afectados, precisamente, es el que debería defender el inescrupuloso Momo.
Sin embargo, las denuncias por trabajo
esclavo en emprendimientos rurales han provenido exclusivamente de los
inspectores federales. Por el contrario, el dirigente gremial salió en
defensa de los explotadores. Extraña,
inaceptable, dolorosa paradoja.
El paro estaría condenado al fracaso
si no fuese por el inestimable aporte de la UTA, que engloba a todos los
trabajadores del transporte. Sin ómnibus, muchos no pudieron asistir a sus
lugares de trabajo. Una manera
encubierta de obligar a la adhesión. Aunque los taxis funcionen, están
limitados por el apoyo protestón de los trabajadores de las estaciones de
servicio, por lo que circularán hasta que alcance el combustible. Para
completar el panorama, las extraviadas
agrupaciones de izquierda aportan su colorido con cortes y piquetes
distribuidos de manera estratégica.
Los
verdaderos motivos. La dirigencia gremial que pergeñó este paro
persigue objetivos que toman como excusa los intereses de los trabajadores,
aunque en realidad, están operando para
beneficiar la restauración del neoliberalismo de la mano de Sergio Massa. A
la larga, los más perjudicados serán los que ponen el cuerpo. O a la corta,
porque los que están agazapados y gozosos en sus madrigueras lo que más quieren es que el gobierno de
Cristina termine cuanto antes y ésta no es más que una nueva escaramuza que
contribuye a su desgaste.
Quien aún tenga dudas sobre las
auténticas intenciones de esta desproporcionada medida de fuerza, sólo tendrá
que prestar atención a una de las tantas frases pronunciadas por Moyano en
estos días. “Yo le desconfío más al
gobierno que a cualquier otro sector de la sociedad", vociferó, sin titubear.
Una sentencia injusta, un concepto
perimido, una opinión amnésica. A lo largo de estos diez años, el
kirchnerismo ha demostrado voluntad y compromiso para resolver los problemas de
los más vulnerables. Quien tenga un poco de memoria –sólo un poco- podrá evocar
de dónde partimos: de aquel 2003 en el que la
desocupación superaba el porcentual de votos obtenidos por Néstor Kirchner;
donde los índices de pobreza arañaban el
50 por ciento; cuando los contenedores se transformaban en las góndolas de los pobres; donde las colas de los que buscaban empleo
doblaban las esquinas; cuando el número de locales vacíos superaba al de
los ocupados.
Sin exagerar, desde el retorno
a la democracia los trabajadores nunca hemos estado tan bien. Y con la promesa
de seguir mejorando. Quizá el Gobierno
Nacional necesite recuperar la mística, el clima de gesta de otrora para
reconquistar voluntades. Rescatar el “vamos
por más, vamos por todo” que nos emocionó en 2011. En otros tiempos, quien
trabajaba durante una huelga era considerado ‘carnero’, como manera de ofender
al que había abandonado todo principio, el
que renunciaba a toda conciencia, el que se negaba a formar parte del
colectivo, el que se separaba de sus
compañeros para coquetear con la patronal. En una huelga como la de este
jueves, ¿quién será el carnero, el que adhiere a la medida de fuerza o el que asiste a trabajar con la firme
convicción de apoyar un proyecto que beneficia a los trabajadores?
Excelente nota, impecable! Coincido totalmente y somos millones......!
ResponderBorrarNunca mejor expresado Gustavo lo que significa este Paro. Excelente !! Y una frase tuya lo sintetiza tan Bien "Moyano atropella al País" ! Ni más ni menos
ResponderBorrarTremendo. Exelente nota. Saludos desde ushuaia. Queres ver otra mejora nacional veni a tierra del fuego y mira la economía hiper fuerte que representa las políticas positivas del estado y el reclamo por mas ya es de avaricia por consumismo. Www.cronicasfueguinas.blogspot. periodismo amarillista con exelentes comentarios crueles y reales de lo que piensa la sociedad cosmopolita de la isla
ResponderBorrarEl 6 de mayo voy a estar por allí. Lo voy a comprobar
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