jueves, 10 de abril de 2014

Un licuado para el odio: carneros los que paran


En estos días se ha discutido bastante sobre si el paro nacional convocado por Hugo Moyano y sus secuaces es o no un paro político. En realidad, toda acción que convoque a una cierta cantidad de gente para concretar una demanda pública debe considerarse política. Lo que pasa es que todavía esa palabra –política y sus derivadas- sigue sonando a palabrota. Los funcionarios nacionales la han usado para cuestionar la medida de las CGTs opositoras y los destinatarios de esos cuestionamientos han salido a defenderse como si los estuviesen insultando. Sin embargo, hay algo que resulta incongruente, entre otras muchas incongruencias de esta medida. Este paro es, por supuesto, político pero sus demandas no lo son. Los motivos del paro se sumergen en lo no-político y se transforman en un caceroleo inconsistente, una mezcla de excusas que tienen como blanco exclusivo al Gobierno Nacional. Pero por sobre todas las cosas, sus estrambóticos protagonistas no hacen más que enturbiar el escenario para ocultar las verdaderas intenciones de la protesta.
Los no-motivos. En diferentes entrevistas radiales, los principales personajes que convocan a esta protesta han recitado los innumerables reclamos sin poder fundamentar el sentido de la oportunidad que tiene. Más que inoportuna, es altamente oportunista. Desde finales del año pasado, los diferentes gremios comenzaron con las paritarias sin ningún tipo de condicionamiento y la gran mayoría están cerradas. Entonces, ¿a qué hará referencia esa consigna que reclama paritarias sin techo, si en estos años las paritarias han sido libres y sin topes? Quizá confunden el constante llamado a la prudencia por parte de La Presidenta y otros funcionarios. Pero eso no puede nunca confundirse con algún tipo de limitación.
Dentro del paquete protestón incluyeron un aumento de las jubilaciones, aunque no aclararon cuál es la escala que más despierta su preocupación. Tampoco está ausente del menú la reducción del impuesto a las ganancias sobre el salario, tributo que, a pesar de ser usual en casi todos los países del mundo y con mínimos más bajos, siempre despierta controversias. Otro de los ingredientes es el cese de despidos y suspensiones que, aunque es un problema atendible y preocupante, la solución no debe aportarse desde la huelga, sino desde la articulación de estrategias para garantizar los puestos de trabajo. Algo que el equipo económico kirchnerista ha realizado en todos estos años con bastante éxito. En el medio, un llamado de atención sobre un inexistente ajuste y un tarifazo que no es tal. Y, como moño que decora el paquete, las siempre exitosas quejas contra la inflación y la inseguridad.
Todos los tópicos enumerados pueden tomarse como un punto de partida para la profundización del modelo si ése fuera el objetivo de este paro nacional. Pero como lo que quieren es debilitar a CFK, sólo pueden tomarse como excusas. El objetivo no es solucionar esos problemas, sino provocar un adelantamiento de las elecciones presidenciales. Y si alguno duda de esta afirmación, realizar un escueto paseo por la galería de personajes que integran esta trama puede esclarecer el asunto.
Los protagonistas. Uno de los principales actores de esta movida opositora es Hugo Moyano, quien, de la mano de los camioneros pretende atropellar el país, víctima del despecho. Si en los noventa aparecía como un defensor de los derechos laborales, hoy parece un apologista del modelo que nos condujo a la ruina. Desde su ruptura con el kirchnerismo, abreva en aguas tan turbias al punto de convertir su perfil ideológico en un mamarracho laberíntico. Los referentes políticos a los que se ha abrazado son más defensores de privilegios que paladines de la redistribución. Que hoy lo adulen quienes antes lo demonizaban debería hacer un poco de ruido en el camino que ha decidido tomar.
El otro personaje que ha sido el promotor de esta huelga nacional es Luis Barrionuevo, dirigente gastronómico que jamás ha trabajado en ese rubro. Un exponente del peor sindicalismo, autor de frases sinceras y atroces que revelan la densa oscuridad de su pensamiento. Difícil atribuirle algún afán constructivo porque siempre está alineado con los que quieren destruir todo lo que hemos construido en estos años. En los últimos tiempos, lejos de aportar ideas para diseñar un proyecto, sólo ha destilado el fétido aliento de los que nos quieren otra vez de rodillas.
Y el más oscuro de los popes visibles es Gerónimo Venegas, representante de los trabajadores rurales, aún cuando mantiene una alianza indestructible –y muy rentable- con las patronales agropecuarias. Acá se presenta una de las mayores incoherencias, porque otra de las demandas es por el alto nivel de trabajo informal. Y uno de los sectores más afectados, precisamente, es el que debería defender el inescrupuloso Momo. Sin embargo, las denuncias por trabajo esclavo en emprendimientos rurales han provenido exclusivamente de los inspectores federales. Por el contrario, el dirigente gremial salió en defensa de los explotadores. Extraña, inaceptable, dolorosa paradoja.
El paro estaría condenado al fracaso si no fuese por el inestimable aporte de la UTA, que engloba a todos los trabajadores del transporte. Sin ómnibus, muchos no pudieron asistir a sus lugares de trabajo. Una manera encubierta de obligar a la adhesión. Aunque los taxis funcionen, están limitados por el apoyo protestón de los trabajadores de las estaciones de servicio, por lo que circularán hasta que alcance el combustible. Para completar el panorama, las extraviadas agrupaciones de izquierda aportan su colorido con cortes y piquetes distribuidos de manera estratégica.
Los verdaderos motivos. La dirigencia gremial que pergeñó este paro persigue objetivos que toman como excusa los intereses de los trabajadores, aunque en realidad, están operando para beneficiar la restauración del neoliberalismo de la mano de Sergio Massa. A la larga, los más perjudicados serán los que ponen el cuerpo. O a la corta, porque los que están agazapados y gozosos en sus madrigueras lo que más quieren es que el gobierno de Cristina termine cuanto antes y ésta no es más que una nueva escaramuza que contribuye a su desgaste.    
Quien aún tenga dudas sobre las auténticas intenciones de esta desproporcionada medida de fuerza, sólo tendrá que prestar atención a una de las tantas frases pronunciadas por Moyano en estos días. “Yo le desconfío más al gobierno que a cualquier otro sector de la sociedad", vociferó, sin titubear. Una sentencia injusta, un concepto perimido, una opinión amnésica. A lo largo de estos diez años, el kirchnerismo ha demostrado voluntad y compromiso para resolver los problemas de los más vulnerables. Quien tenga un poco de memoria –sólo un poco- podrá evocar de dónde partimos: de aquel 2003 en el que la desocupación superaba el porcentual de votos obtenidos por Néstor Kirchner; donde los índices de pobreza arañaban el 50 por ciento; cuando los contenedores se transformaban en las góndolas de los pobres; donde las colas de los que buscaban empleo doblaban las esquinas; cuando el número de locales vacíos superaba al de los ocupados.
Sin exagerar, desde el retorno a la democracia los trabajadores nunca hemos estado tan bien. Y con la promesa de seguir mejorando. Quizá el Gobierno Nacional necesite recuperar la mística, el clima de gesta de otrora para reconquistar voluntades. Rescatar el “vamos por más, vamos por todo” que nos emocionó en 2011. En otros tiempos, quien trabajaba durante una huelga era considerado ‘carnero’, como manera de ofender al que había abandonado todo principio, el que renunciaba a toda conciencia, el que se negaba a formar parte del colectivo, el que se separaba de sus compañeros para coquetear con la patronal. En una huelga como la de este jueves, ¿quién será el carnero, el que adhiere a la medida de fuerza o el que asiste a trabajar con la firme convicción de apoyar un proyecto que beneficia a los trabajadores?

4 comentarios:

  1. Excelente nota, impecable! Coincido totalmente y somos millones......!

    ResponderBorrar
  2. Nunca mejor expresado Gustavo lo que significa este Paro. Excelente !! Y una frase tuya lo sintetiza tan Bien "Moyano atropella al País" ! Ni más ni menos

    ResponderBorrar
  3. Tremendo. Exelente nota. Saludos desde ushuaia. Queres ver otra mejora nacional veni a tierra del fuego y mira la economía hiper fuerte que representa las políticas positivas del estado y el reclamo por mas ya es de avaricia por consumismo. Www.cronicasfueguinas.blogspot. periodismo amarillista con exelentes comentarios crueles y reales de lo que piensa la sociedad cosmopolita de la isla

    ResponderBorrar
  4. El 6 de mayo voy a estar por allí. Lo voy a comprobar

    ResponderBorrar

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...