En algunos sectores se nota cierto
apresuramiento, hasta el punto de
considerar que este año es electoral. Claro, si los exponentes de la
oposición ya comenzaron la campaña, la confusión parece obvia. Más de un año falta
para llegar a las PASO y unos meses más para las elecciones presidenciales. Sin
ánimos de subestimarlos, van a llegar cansadísimos, sin nada de energía para
gobernar. Más que armar y desarmar
alianzas, deberían demostrar con acciones lo que harán de alcanzar la banda.
Y el espacio ideal para eso es el Congreso, donde muchos de estos funambulescos
personajes mantienen frías sus bancas. Por el contrario, pontifican sobre el respeto a las instituciones republicanas y no
asisten a las sesiones, afirman buscar la igualdad de derechos y se alían con
los más derechosos, se comprometen a construir un Estado fuerte y coquetean con
los especuladores anti estatistas. Y prometen transparencia y no son
capaces de hablar con claridad. Así no llegarán a nada, salvo a servir el
festín para que se lo devoren los golosos de siempre.
Mucho nombre, mucha luminaria, mucho desfile de
figuras, pero de ideas, ni hablar. Sólo las generalidades de siempre. Todos los
que se aglutinaron en el FAUNEN firmaron un acta en la que se comprometen a
solucionar todos los problemas que aquejan al país, sobre todo, lo referido al
bienestar de sus ciudadanos. Conmovedor:
hay que ser muy mala persona para oponerse a la disminución de las
desigualdades. El cómo se disminuye es lo que involucra la mirada
ideológica. Uno puede reducir la pobreza exterminando pobres o con
redistribución del ingreso. Enunciar el
problema y, a la vez, negar la ideología es la certeza de que nunca se buscará
una solución.
Y estos personajes que se presentaron con toda
la parafernalia del show business tratan de ocultar sus diferencias para constituir un cóctel que logre derrotar al
kirchnerismo, el malo de esta historieta. En los sesenta, DC Comic presentó algo parecido: la Liga de la Justicia, un grupo de
superhéroes que, a pesar de las diferencias de estilos y poderes, luchaba
contra el mal donde quiera que se encuentre. Superman, Mujer Maravilla, Flash,
Linterna Verde, Aquaman y Detective Marciano fueron los integrantes originales
de esta formación justiciera. El lector sabrá asignar cada nombre a los
integrantes de esta fantástica coalición política que se gestó en los estudios televisivos y vio la luz en el escenario de un
teatro porteño.
Una alianza más
circunstancial que programática plagada de capitanes que terminará,
seguramente, encolumnada detrás de Mauricio Macri, el candidato que antes era
un límite y ahora un posible mascarón de proa. Hasta Hermes Binner, que se mostraba reticente a entablar relaciones
con el Jefe de Gobierno porteño, hoy menea el rabo cuando escucha su nombre.
Y bueno, si hace unas semanas puso como ejemplo el juicioso uso de la cadena
nacional realizado por el rey de España hace treinta años, ¿cómo no va a mirar
con simpatía a un patricio con pretensiones de virrey? Lo sorprendente es que alguien que se dice progresista tome como modelo
las decisiones de un monarca. Las alquimias políticas son así,
impredecibles, incom-prensibles, indigeribles.
Ocultar para
gobernar
Mientras estos dirigentes practican las más
sorprendentes piruetas, La Presidenta convierte en acto sus ideas con las
nuevas formaciones ferroviarias que presentó esta semana. Para los distraídos,
fue la primera vez en 50 años que se produce semejante acontecimiento. Una inversión de más de 140 millones de
dólares en 24 locomotoras y 160 coches equipados con lo último de la tecnología.
Y después vienen los integrantes del Foro de Convergencia Empresaria a
extorsionar con sus mezquinas limosnas
a cambio de un Estado títere de sus intereses. Si no es el Estado el que
invierte en estas cosas, ¿ellos estarán dispuestos a destinar una suma así para
algo que no será un gran negocio? Porque
para su ambicioso ideario, si desembolsan cien, quieren ganar doscientos en dos
días. Así no es, señores: en el nuevo país que estamos construyendo, tipos como ustedes no tienen cabida.
Menos mal que no todos los empresarios son así. Muchos de los grandes y la
mayoría de los pequeños y medianos están
comprendiendo que lo mejor es que ganemos todos y no sólo unos poquitos.
Sin embargo, los medios opositores amplificaron
hasta el absurdo las bases del gobierno
ideal de los empresarios más angurrientos y especuladores pero ocultaron
como pudieron las mejoras ferroviarias. Por eso revolearon los índices de
pobreza difundidos por el Observatorio de la UCA, la CGT de Moyano y la IPyPP,
institución dirigida por Claudio Lozano, que van del 27 al 36 por ciento, de
acuerdo a la cotización del dólar. Estos
datos alarmistas tienen como objetivo derrumbar el mito de la Década Ganada y por eso son tan voluminosos.
Pero, como están tan enceguecidos no advierten que, de ser éstas las cifras, indicarían una mejora respecto a diez años
atrás, cuando la pobreza superaba el 50 por ciento y la desocupación pasaba
el 26. Si tuvieran buenas intenciones, aconsejarían reforzar este sendero, pero como no las tienen, lo bombardean para
retornar a la autopista que nos llevó a la ruina. Si tuvieran buenas
intenciones, difundirían otros datos que contraponen este panorama y no sólo
los del INDEC, al que se han encargado de deslegitimar.
Si sus intenciones fueran constructivas,
informarían a su manipulado público que hay
organismos internacionales que destacan los logros del proyecto de recuperación
de derechos que se inició en 2003. La Cepal, que depende de la ONU, informó
que el ritmo de reducción anual de la
desigualdad superó el 2 por ciento
entre 2008 y 2012 y que Argentina "es el país que registra el menor índice de la población con
necesidades insatisfechas de América Latina", con menos del 6 por ciento. La FAO, por
su parte, anunció un mes atrás que la “prevalencia de subalimentación” fue
menor al 5 por ciento en el período 2012-2013 y que nuestro país se
encuentra dentro de los países que "han
alcanzado la meta de hambre cero de acuerdo al indicador de la FAO”.
Por último,
el Banco Mundial –organismo financiero cuya mirada económica es diametralmente
opuesta a la del kirchnerismo- realiza monitoreos casi mensuales y en sus últimos informes destaca que tanto
la pobreza como la indigencia han disminuido en Argentina gracias a las
políticas específicas de generación de empleo e inclusión social. Pero como
al establishment no le interesa construir un país sino apropiarse de sus
riquezas, los medios hegemónicos y los políticos
consustanciados con esas nefastas pulsiones esconden estos datos para no sumar
más contradicciones.
Una mentira más de las que tanto difunden: no
existen tres o cuatro ideas sobre las que todos podamos coincidir. Una minoría y sus acólitos desean vivir
como reyes, gozando de los bienes que la mayoría produce. En eso, nadie
puede coincidir, salvo esos infames personajes. Si queremos eliminar la pobreza para elevar cada vez más el piso de
dignidad, los que nadan en la abundancia deben contener su avidez. Si se
resisten a ello, no queda otra más que obligarlos o en un caso extremo, reducir
su poder de saqueo. En esto hay que
coincidir para llegar a un país con equidad. Lo demás es pura cháchara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario