Algunos dicen que la renuncia
del juez de la Corte Suprema, Raúl Eugenio Zaffaroni por cuestiones de edad es
un ejemplo de respeto a las instituciones. En
realidad, nada de heroísmo, porque es lo que dicta la Constitución Nacional.
El carácter de ejemplar se produce en comparación con la permanencia de Carlos
Fayt en sus funciones, que excede los noventa años, veinte más del límite. Como si fuera un monarca atornillado a su
trono. ¿Y para qué permanece? ¿Para aportar su lucidez y dinamismo? No,
sólo para que le lleven dictámenes que ni debe leer para estampar su firma una
vez por semana. Ah, y para mantener la cautelar que exime al diario La Nación
de pagar una multimillonaria deuda fiscal por lazos familiares con uno de sus
directivos. Pero no es el único que pisotea las normas republicanas. El
senador Gerardo Morales ya amenazó con
boicotear cualquier intento del oficialismo por reemplazar al Supremo
renunciante. Porque para él –no es el único- Cristina ya fue, aunque falta más de un año para la finalización de su
mandato. En rigor, éste es un sentimiento que comparten muchos exponentes de la
oposición desde su primer día como presidenta.
Con vericuetos verbales cada
vez más deslucidos, personajes políticos
y mediáticos expresan su profundo rechazo al gobierno de Cristina y están convencidos de la inminencia de un
fin de ciclo que nunca llega. Y, por lo que parece, tardará un poco más en
llegar. Las principales encuestadoras –salvo un par- encuentran en la sociedad
una adhesión bastante alta a las principales políticas del oficialismo y la imagen positiva de La Presidenta no baja
de los 40 puntos. Acostumbrados a mandatarios repudiados en los últimos
años de su gestión, lo de CFK es inusual.
Números más o menos, el partido parece empatado. La mitad la quiere y la otra
mitad no. Unos de un lado y otros del otro, situación que angustia a los
que nos han dividido en muchas ocasiones, aunque no entre K y anti K, sino entre una minoría siempre enriquecida y una
mayoría explotada y sumergida.
Según el encuestador Hugo
Haime, la imagen de La Presidenta frenó la caída que comenzó a principios de
año aunque, “su balance de gestión sigue siendo negativo y el
rumbo del país –según nuestras mediciones– equivocado”. Claro, habrá que ver en dónde realizó el muestreo,
si en el Jockey Club, en la Sociedad Rural o en la Bolsa de Comercio. Sólo en esos antros puede encontrarse tanta animosidad. Los ciudadanos de a
pie no evidencian tan malsano rechazo, salvo
los que pasan sus horas expuestos a los contenidos agoreros de los medios
hegemónicos, que cada vez son menos. No olvidemos que durante décadas nos
han habituado a desconfiar de los gobiernos y el ánimo quejoso acompaña a muchos
transeúntes. En cambio, para Analía Del Franco, “en octubre, CFK registraba un
46,9 por ciento de opiniones positivas y esto se mantuvo constante en los
últimos seis meses”. Con respecto al futuro, “un diez
por ciento no quiere cambios, un 41 por ciento quiere las políticas actuales
con algunos cambios y un 46 por ciento pretende cambios totales”. Mitad y mitad. Y
concluye que “lo que más apoyo tiene,
diría que del 90 por ciento, es que el
Estado debe intervenir en la economía”.
Lo
tibio y lo caliente
Sin dudas, la contienda con los
buitres es un episodio que nos ha sacado de nuestra modorra política. Cuando en
junio los Supremos Imperiales se lavaron las manos, nos olvidamos del dólar, la
inflación, la inseguridad y la consigna
Patria o buitres acomodó a los equipos en un lado u otro de la cancha. No
había mucho lugar para los ni, aunque
los hubo en demasía. El peligro de responder a las angurrias de los fondos
especulativos fue comprendido por buena parte de la sociedad. Casi al instante,
el juez Thomas Griesa y Paul Singer se
convirtieron casi al instante en indiscutibles villanos. Todos los actores
vernáculos que operaron a favor de ellos quedaron tan desdibujados que se vieron
obligados a moderar su apátrida posición. Encima, la excelente campaña de la
Selección Nacional en el Mundial colocó
a la celeste y blanca en un primer plano, como un escudo para protegernos de
los enemigos.
Para las principales
encuestadoras, la irrupción de este conflicto despertó más adhesión al Gobierno
Nacional y sus funcionarios, sobre todo al ministro de Economía Axel Kicillof, demonizado hasta el absurdo por los medios
hegemónicos, casi cómplices de la posición especulativa. Pero no sólo
fronteras adentro existe un apoyo explícito: casi todos los países del mundo
condenan a los buitres y alientan la
creación de mecanismos para resguardar la re estructuración de deudas soberanas.
Esto permitió fortalecer la posición argentina, al punto de poner en escena la
Ley de Pago Soberano, que ofrece alternativas de cobro a los bonistas que
aceptaron el canje. Y, como manera de cerrar definitivamente el ataque de los carroñeros
y mostrar la voluntad de pago, hasta se
han depositado las sumas correspondientes para todos los holdouts, Paul Singer
inclusive.
Pero esto no ha calmado a las fieras. Al
contrario, parece que cuando la presa
ofrece resistencia la cacería se torna más interesante. Hasta se ha sumado
un nuevo fondo especulativo, tal vez tentado por la posibilidad de clavar sus
colmillos en Vaca Muerta. Como siempre, para facilitar el ataque, los caranchos locales aportan su maliciosa
pero poco efectiva munición. El diario La Nación publicó en la tapa de su
edición dominical que el Gobierno pagó cerca de 400 millones de dólares al
estudio jurídico que nos representa en Nueva York. Una bicoca, comparada con las sumas que caerían sobre nuestras vidas en
caso de ceder a las presiones buitrescas, unos 15 mil millones de dólares con
optimismo y más de 300 mil millones si todo sale muy mal.
En medio de todo esto, los
miembros de AFTA, el grupo de choque contra Argentina, apelaron a todas sus tretas para forzar un sometimiento a las
apetencias especulativas. Solicitadas manipuladoras, dramáticos informes
audiovisuales y reuniones con aliados locales fueron desplegados por estos
profesionales de la rapiña. La sobreactuada
indignación de periodistas y políticos permitió la amplificación de los
graznidos foráneos. Y la frase estamos
aislados del mundo circuló hasta el absurdo por los medios y representantes
opositores. ¿Cómo vamos a enemistarnos
con el Imperio?, era la síntesis del ideario cipayo. ¿Cómo vamos a llamar ‘buitres’ a los buitres?, llegaron a vociferar
algunos peleles.
Pero estos tentadores convites a la rendición no han hecho mella en la
convicción de La Presidenta. Por el contrario, a través de una carta a Obama,
manifestó su desconcierto porque Nancy Soderberg, una de las responsables de
ATFA, aparece como titular de la Oficina
de Desclasificación de Interés Público. La situación no es reciente, pero ahora
llegó al conocimiento del Gobierno Nacional y es comprensible la incomodidad, porque sugiere casi aceptación de EEUU
a las embestidas especulativas. Volviendo a las encuestas, algunos
analistas afirman que varios de los consultados desean un cambio moderado del
rumbo del país. ¿Cómo sería esto?
Defender la Soberanía, pero no tanto; distribuir un poquito más el ingreso pero
no al punto de hacer realidad la felicidad de los menos favorecidos; pedir
permiso a los poderosos sobre cada medida a tomar para no enojarlos; que el
Estado intervenga en la economía sólo para favorecer al establishment. No. Ahora no hay lugar para medias tintas.
En las próximas elecciones no habrá espacio para la tibieza. O se continúa por
este camino profundizando el vamos por
más que tanta alarma provoca a los integrantes del Círculo Rojo o se
restaura el modelo que tantas angustias provocó en la mayoría de los
argentinos. Los moderados deberán
postergar sus anhelos para otra ocasión. O para alguna de sus próximas
vidas.
Excelente Gustavo !!! Y ojalá en las próximas "Elecciones" Prime la Racionalidad,el poner más q nunca el "La Patria es el Otro" y se pueda seguir profundizando este Modelo q BENEFICIÓ a TODOS !!! (Por más q varios "garcas" no lo admitan Jamás)
ResponderBorrarTenemos un año para seguir convenciendo de que esto ha sido lo mejor que nos ha pasado A TODOS. Porque hasta los que viven quejándose están mucho mejor que once años atrás. En fin. Paciencia: la verdad siempre triunfa
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