viernes, 24 de julio de 2015

Monstruos desesperados



Más allá del espanto, no sorprendió mucho que Mirtha haya considerado ‘dictadora’ a La Presidenta. Ese término está en boca de los miembros de una clase que está acostumbrada a decidir y la Diva de las comilonas televisivas se convierte en una apologista de tan nocivo concepto. Los gobernantes tildados de populistas son aquellos que toman sus decisiones en beneficio de sus gobernados sin la autorización del establishment. Cuando no gobierna el Poder Económico a través de un presidente títere en exclusivo beneficio de sus integrantes, estamos ante la presencia de una dictadura, por más que haya elecciones democráticas todas las semanas. Así de simple es el bestial pensamiento de estos nostálgicos de las dictaduras de verdad y de los gobiernos dóciles que hemos padecido en el pasado.
La memoria es el principal antídoto para los intentos restauradores. Cuando los que más tienen empiezan a exigir el respeto a las instituciones, diálogo y consenso, libertad y demás tópicos republicanos es porque advierten que sus privilegios pueden ser limados. Las instituciones funcionan bien y la República está a salvo sólo cuando una minoría puede llenar las arcas a su antojo a costa de la miseria de la mayoría. Que Luis Etchevehere haya tildado de fascista a Daniel Scioli por haber prometido que no dará “ni un paso atrás” es una muestra de esa lógica. Ya están desenmascarados, así que no insistan con el versito. La eliminación de las retenciones y la devaluación de la moneda no beneficiarán al conjunto de la sociedad sino a ese puñado de individuos que se amontona en la Rural. Y si el Gobierno no acepta esas demandas no es por autoritarismo ni nada que se le parezca sino porque tiene que garantizar el bienestar de 40 millones de ciudadanos.
Claro, “ni un paso atrás” asusta tanto como “vamos por más”. Sobre todo cuando no lo dicen Ellos, los integrantes del Círculo Rojo. Ahora que sueñan con recuperar el control, su principal emisario, el Alcalde Amarillo, armonizado por una líder budista, adopta como propios los principales logros del proyecto que tanto ha denostado. O su nueva gurú ayudó a descubrir una faceta desconocida del cerebro de Mauricio Macri, donde prima la sensibilidad más conmovedora, o estamos ante uno de los intentos de estafa más serios de que se tenga memoria. Como lo primero es imposible, lo más probable es que estemos ante lo segundo.
El caballo porteño
Después del dramático giro discursivo del domingo pasado, uno podría preguntarse para quién miente Macri. Los medios hegemónicos –forjadores de su figura política- no se han sumado a la pantomima; por el contrario, se han mostrado muy desconcertados, hasta enojados. Los que lo han acompañado en todos estos años, aplaudiendo sus pueriles intervenciones y los maquillajes urbanos más banales, casi lo abuchearon. Sus compañeros del PRO apelaron a funambulescas piruetas para explicar tamaña mutación; hasta abusaron de la inocencia del público al afirmar que Mauricio siempre ha tenido estas ideas.  
Pero, con el correr de los días comenzarán a comprender cómo viene la mano. Y pronto, desde sus títulos y editoriales aportarán las piezas para ensamblar un artefacto amenazante para nuestro futuro: el caballo de Troya, amarillo y fabricado en la CABA, que guarda en su interior un ejército de tecnócratas dispuestos a aplicar ajustes y recetas ortodoxas. Por fuera, un muñeco de madera recién fabricado que promete la continuidad pero en su interior pergeña los peores cambios.
Una reciente encuesta de Ibarómetro puede explicar semejante engendro. De acuerdo a los datos recabados a partir de 1200 entrevistas realizadas en todo el país, ocho de cada diez argentinos creen que el Estado debe asegurar el bienestar de la gente. Pero esta convicción no está presente sólo en los que quieren que el FPV continúe en el gobierno, sino también en los que desean que cambie el signo político. Macri, quien se ha mostrado siempre opuesto a la intervención del Estado en la economía, ahora deberá mostrarse como su principal adalid si es que quiere acceder a La Rosada.
Claro, así corre el riesgo de perder a los seguidores del Macri anterior. Por eso, una vez que los miembros del Círculo Rojo comprendan la nueva estrategia podrán contribuir a la construcción de este caballo de Troya vernáculo, progresista por fuera, neoliberal por dentro. Una especie de doctor Jekyll y míster Hyde. El Macri-Jekyll es el bondadoso candidato que ha comprendido la importancia del Estado en las políticas de inclusión y en la administración de las empresas de servicio. El Macri-Hyde es el que planea devaluaciones a la carta y la eliminación de las cargas impositivas para beneficiar a los que más tienen, como ha sostenido muchas veces.
Ambos son incompatibles para un mismo gobierno. No se puede sostener la redistribución del ingreso con el desfinanciamiento fiscal y el incremento del dólar, salvo que se recurra al endeudamiento externo. El nuevo Macri, más demagogo que nunca, es una monstruosidad destinada a embaucar a los que quieren la continuidad con otro color. ¿O la monstruosidad está en aquellos que pretenden que siga todo como en estos años pero con un partido diferente? Por las dudas, evitemos los monstruos.

6 comentarios:

  1. Gracias, Gustavo, sos lectura diaria imprescindible.

    Pablo López

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    1. Gracias a vos.Sin los piropos de los lectores sería muy difícil continuar con esta tarea. Abrazo enorme

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  2. Muy bueno tu posteo, quisiera agregar que pareciera que se ha generalizado el recurso de hablar mal de alguien con una gran cantidad de admiradores positivos, como nuestra presidenta, para ganar numerosas repercusiones como la que tiene estos dichos de esta anfitriona. En otras palabras hablar, mal, de cfk, garpa...

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  3. estimado gustavo, como siempre un placer tus reflecciones, espero con ansia algo sobre el terrorifico plan economico de broda, espert y melconian que con tanto esfuerzo quisieron ocultar, abrazo enorme

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