Una
vez más, vale aclarar que la elección del Jefe de Gobierno de la CABA no incide
en el destino del resto del país, por
más que los medios de alcance nacional hablen de ello como si fuera crucial.
Los porteños construyen su camino como les place. Pero, como nos brindan a
diario el espectáculo, no nos contentaremos con ser meros espectadores. Desde nuestras federales butacas, observamos
esas elecciones con una curiosidad casi
antropológica. Sin ánimo de exigir justificación, podríamos plantear
ciertas dudas. O, al menos manifestar la sorpresa
por una insistencia sin demasiado fundamento. No tanto por los que viven en
los barrios acomodados y eligieron a un fiel exponente de su clase, sino a los que habitan en la zona sur de la ciudad
y votaron por los que prometen segregarlos aún más.
¿O
acaso no advierten que el discurso del PRO no apunta a la construcción de una
sociedad para todos? Cuando sus
dirigentes piensan en la gente, dejan
a muchos afuera. El modelo amarillo no necesita muchos participantes: un
puñado de privilegiados en una burbuja inexpugnable y una multitud afuera, a
merced de lo que sea; un adentro limpio,
seguro, opulento rodeado de un exterior hostil, hediondo, infecto; un
interior bello y mimado y un afuera abandonado y horroroso. El éxito dependerá del eficaz aislamiento entre
unos y otros. “Vos sos bienvenido”, fue
uno de sus viejos lemas de campaña, como si tuvieran la potestad para
seleccionar a los ingresantes a la ciudad, como si instalaran una frontera en
la Capital del país, como si se
apropiaran de un territorio que antes era de todos.
Entonces,
resulta razonable que los beneficiados elijan a esos gobernantes pero no que lo hagan aquellos que estarán para
siempre del otro lado del vidrio. Y esto no es una fantasía prejuiciosa.
¿Acaso no recuerdan cuántas veces el Jefe de Gobierno se quejó por la atención
de forasteros en los hospitales? ¿O
no viene de ese club no-político la expresión inmigración descontrolada? O
quizá celebren la creación de las fuerzas de choque para reprimirlos cuando
quieran ingresar.
Algunos
podrán hacerlo sólo porque son necesarios, siempre y cuando acepten sin chistar
las condiciones, que se ajustarán de
acuerdo a las apetencias del empleador. ¿O no han escuchado al Jefe de
Gobierno hablar de la baja del salario, como un gasto más y no como un derecho?
Quien esté en contra de esto se convertirá en forastero cuyo único destino es
el afuera. Por supuesto que lo que pase
fuera de la burbuja no es responsabilidad de los que la gobiernan. ¿O no
han visto como Macri se desentiende de todo lo problemático y endosa las
responsabilidades a una entidad superior? ¿O no sospechan quiénes serán los perjudicados
con sus sugerencias de achicar el gasto? Lo
que pasa fuera de la burbuja no le interesa y no hay que esforzarse mucho para imaginar cómo será el país en sus
manos.
Una pequeña travesura
Después
de todo esto, una síntesis: que el habitante de una villa porteña que padece la exclusión en una ciudad opulenta,
que un vecino inundable con una lluvia
fuerte, que el padre de un alumno
sin escuela pública vote por el PRO es, al menos, una enorme contradicción.
Hasta ahí, no hay problema: todos estamos expuestos a contradicciones que nos
hacen ruborizar cuando alguien las pone en evidencia. Ahora, si después de eso,
seguimos en lo mismo ya es otra cosa. Continuar
con la contradicción es zambullirse en las aguas de la hipocresía y
enorgullecerse de eso, casi cinismo.
De
cualquier modo, ya está. En el balotaje competirán dos variantes de lo mismo.
Cualquier debate de purismo ideológico está de más. Eso ya está perdido. Denunciar ahora que los dos candidatos tienen
al mismo postulante a presidente no aporta demasiado. Si lo que parece una puja electoral es sólo una interna partidaria es
una discusión tardía. El escenario pone a un candidato del PRO y otro de
ECO. El PRO hace ocho años que gobierna la CABA y, como ellos mismos pregonan
que hay que cambiar, qué mejor que
hacerles caso y trocar la calvicie de siempre por unos modernos rulos. Sólo
por el simple gusto de arruinarles el bailecito.
Una
travesura propuesta desde una butaca del interior, después de unos sesudos
devaneos antropológicos. Nada de revolucionar la capital del país, sino apenas
provocar un dolor de cabeza a los que
quieren extender un modelo plagado de mezquindades hacia todos los rincones de
la Patria.
Uy, no!, ¿qué dice?, se le va a vebir encima el troskernerismo purista incontaminado.... urgente, pida asilo en Rosario....
ResponderBorrarSoy de Rosario, por eso hablo con tanta tranquilidad.
BorrarPor estos pagos hay muchos troskokirneristas de paladar negro que patalearon como vírgenes abusadas e hicieron ascos al voto FpV despues del incidente del CHE Randazzo y que hora inesperadamente ? proponen votar al pibe de los rulos recool que se fifa minas embarazadas en la lleca y transa con el aparato nosiglista de la UBA.
BorrarPor otra parte pensar que todos los votos del FpV van a ir a la sucursal progre del PRO es cuasi de jardín de infantes. Serán porteños pero nunca tan descerebrados.
Abrazo de un porteño renegado que además vivió en Rosario.
El pataleo de los vírgenes escandalizadas es el de los vocacionales más papistas que el papa que proponen el voto en blanco capitalino, como suerte de imprescindible despegue "moral" en una opción de porquerías similares - cuando lo que está en juego NO ES la "identidad K" sino la posibilidad de no tirar a la basura el voto propio y, a la pasada y así sea con balines, tirar bajo la línea de flotación de la porquería peor, el macrismo.
BorrarEl color del paladar importa menos que un rábano, sea negro o fucsia flúo, importa la tontería práctica de coincidir con el troskerío (que "casualmente" está siempre listo - como boy scout - para facilitale las cosas a la derecha más rancia de estas pampas) y, de yapa, negar que aprendieron algo de aquel viejo genral del que se dicen herederos, ¿cómo es la lógica del voto en blanco?, un "cese del fuego" unilateral?, así te comen crudo....
Y si por pensar que el voto en blanco es una tontería inútil y testimonial, soy un descerebrado de jardín de infantes, tá bien, a mucha honra, che....
El radicalismo, el pan-radicalismoy el socialismo caprilista son adversarios políticos dentro de una bolsa de gatos que tiene en su interior el sisteam de autodestrucción llamado Lilita, El PRO, en cambio es el enemigo: partido de ultraderecha organizado. Yo no tengo ninguna duda que hay que votar en la CABA en la segunda vuelta.
BorrarPablo Rinaldi
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