Cristina
y el Papa estarán otra vez cara a cara para enardecer un poco más el ánimo
de los periodistas opositores. Y para estimular a los analistas, también,
que deberán forzar al máximo su ya agotada creatividad en pos de encontrar
en eso una mala noticia. Para eso, calificarán miradas, contarán palabras,
destacarán gestos negativos y ocultarán los positivos. Como la campaña se les
está yendo de las manos, cualquier cosa sirve, hasta lo que no existe.
El bailecito del domingo servirá para alivianar el baldazo de octubre; un
trámite administrativo para urdir la telenovela de Cabral y si es posible,
para alentar un cacerolazo; el aislamiento del mundo para encubrir la
embestida de los buitres. Si algo faltaba para desalentar a los agoreros,
Grecia le dijo NO a las presiones del establishment, inspirados por el camino
emprendido en estas tierras 12 años atrás. El fin de ciclo tantas veces
anunciado parece que nunca llega; apenas aligera el paso para tomar aliento y
continuar con más firmeza.
Que
el presidente de un país invite a otro no tiene nada de malo, sobre todo en el
contexto de la visita de Francisco a Paraguay. Cristina no será la única
mandataria en los actos principales del Papa. Tal vez, crucen sus miradas e
intercambien algunas palabras. Y hasta puede ser que tengan un encuentro
privado. ¿Cuál es el problema y dónde está la virtud de esto? No es por esto
que la imagen positiva de Cristina supera el 50 por ciento. Esto sólo es
importante para los que esperaban que el Divino Dedo Acusador del Sumo
Pontífice apunte hacia la dictadura kirchnerista y aporte la fuerza
necesaria para derrotarla. Esto sólo importa a los que no tienen nada para
decir, a los que sólo les preocupa recuperar el control, a los que
quieren abrir las puertas para reiniciar el saqueo.
Pero
lejos de eso, el Papa mira nuestra región de una manera sorprendente. Para él,
Suramérica es una tierra que debe ser liberada de las angurrias de una minoría
global y por eso nunca será funcional a los cómplices vernáculos. Ni acá
ni en ningún lugar del mundo. Por eso, tal vez la determinación del pueblo
griego habrá dibujado una especial sonrisa.
De la vereda hacia el
mástil
En
Grecia, Alexis Tsipras puso en juego su gobierno en un referéndum. El SI
hubiera sido una renuncia a toda dignidad y una profundización de la crisis. El
NO, en cambio, significa una mayor legitimidad popular para negociar con los
organismos financieros. Otro mal ejemplo para el mundo. “Lo
peor que le puede pasar a un pueblo es que su gobierno no los defienda”, sintetizó Cristina la semana pasada. Y lo peor que le puede pasar a un gobierno
es que su pueblo lo abandone. Pero uno y otro ya están aprendiendo a
caminar juntos, aunque a veces parezca lo contrario. “Tenemos una patria maravillosa, una patria a la que hay que cuidar
para que no vengan por ella”, agregó frente a los militantes en uno de los
patios de La Rosada.
En
un año con elecciones a cuentagotas, resulta muy difícil contener la ansiedad.
El resultado de cada distrito parece el capítulo de una novela de misterio y a
pesar de que auspicia un final muy feliz, a veces nos vemos tentados a
saltarnos las hojas. Con una novela es fácil hacerlo, pero en la vida real no
está permitido. Por eso, durante unas semanas debemos avanzar por estas
páginas de triunfalismo amarillo con mucha paciencia. Si no hay sorpresas,
Rodríguez Larreta será el nuevo alcalde porteño. De por sí ya es bastante
sorprendente que un candidato así conquiste la voluntad de los votantes. Que
pierda en la segunda vuelta sería casi un milagro o, en todo caso, una
muestra más de la tan mentada picardía criolla. Una buena broma para
despojar de solemnidad al obelisco.
Pero
a nivel nacional el panorama es diferente. A pesar de las pretensiones
colonizadoras de los medios hegemónicos, la CABA no es el país. Los
números del domingo no pueden proyectarse automáticamente hacia Macri en
octubre. La pesadilla que pergeña el establishment desde su madriguera no se
convertirá en realidad. Para el gobierno de una ciudad, votan los vecinos;
para la presidencia del país, eligen los ciudadanos. El vecino mira su
vereda; el ciudadano eleva su mirada hasta lo alto del mástil. Por eso
Macri no ganará las elecciones presidenciales, porque su discurso sólo está
destinado a los individuos.
Y
la suma de individuos nunca constituye una sociedad. O un colectivo, que
es un sustantivo más acorde a estos tiempos. El conjunto desoye a aquéllos
que apelan al miedo o que proponen el cambio sin especificar qué cambiarán.
O peor, que se contradicen en cada entrevista, como el caso de Gabriela
Michetti, que ahora niega su propuesta de obedecer el fallo de Griesa. No, el
pueblo no se deja engañar por estas propuestas tan insustanciales. Así como el
pueblo griego no se dejó engatusar por los análisis mediáticos que intentaban
meterle miedo, los argentinos no rifaremos nuestro futuro.
Como
afirmó el ministro de Economía, Axel Kicillof, “si este proyecto político sigue
no va a estallar ninguna bomba, sabemos
cómo continuar con el crecimiento económico y la inclusión social”. Algo que está demostrado, a pesar de los titulares
agoreros y pronósticos catastróficos. Para empezar a conocerlo, el candidato a vicepresidente
Carlos Zannini, brindó una extensa entrevista a Horacio Verbitsky en la edición
dominical de Página/12. De ahí, una síntesis: “hemos protagonizado un gobierno de reparación de las heridas que tenía
la Argentina, de apertura y ampliación de derechos. No es un producto que ya esté terminado, es un trabajo que sigue en
construcción. No puede depender ni de una persona ni de dos, ni de un grupo
de iluminados, sino de la sociedad”. Lo
que viene es un camino colectivo, seguro, enérgico, alegre; los vecinos,
enfurruñados, seguirán mirando la vereda.
Maravilloso Artículo Gus !!! Tan claro y contundente,como siempre. Que los Porteños Derechosos sigan mirando la "vereda" ( yo lo llamo "Síndrome Ombligueril",practican el Ombliguismo a Full...) que el Pueblo ,Nosotros seguiremos Defendiendo Este Gran Proyecto Nacional y Popular :)
ResponderBorrarYa lo recomiendo !!!
Exacta tu descripcion , yo al ver los resultados de mi comuna y votando en una escuela senidestruida conviviendo con mis conciudadanos 2 de cada 1 con expectativas de barrio parque , nosotros ante la utopia de pinchar el globo rojo perdiendo dignidad encolumnados detras del de 125 , pero izq como siempre no entiende y vota en blanco y quedamos ante la disyuntiva de jugar a Groucho o las estrategias del ultimo Peron.Abzo
ResponderBorrarjpierantoni
Excelente, que los gorilas no se hagan los rulos el Proyecto Nacional Revolucionario y Popular vino para quedarse, en cada niño de la AUH, en cada adoslecente del Progresar, en cada abuelo de la Movilidad Jubilatoria, en cada Familia del PROCREAR, en la recuperación de la fuente de trabajo de más de 6 millones de Argentinos, los porteños los menos que se sigan mirando el pupo que nosotros, vos, yo, el, todos y todas seguiremos viendo a la Patria que recuperó la dignidad de su soberanía Social, Económica y Política. Gracias Gustavo Rosa por compartir el pensamiento de millones de Argentinos.
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