El doctor Abel Albino, que va a encargarse de combatir la desnutrición si Macri
accede a la presidencia, considera que “los
pobres tienen sexo como los animales”. Si
piensan así, los tratarán así. Tal vez por eso, la vice Jefa de Gobierno de
la CABA y gobernadora electa de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, salió a justificar el criminal accionar
de uno de los agentes de la policía Metropolitana sobre un joven de 20 años. Un
inocente que los medios hegemónicos
estigmatizan como trapito y relacionan con un inexistente caso de
violencia de género. Una víctima baleada en el suelo, que como única arma, esgrimió una milanesa. Esta es la humanidad que
prometen los que recitan en los spots de campaña que la esperanza es más fuerte que el
miedo.
De cara al balotaje, Vidal aportó su disfraz de Heidi para apuntalar la
candidatura de Mauricio Macri y con el cinismo acostumbrado, asegura ante la
cámara que hay que sentirse orgulloso
por apoyar el cambio que proponen. Después de advertir cómo se ha desatado
la lengua de sus asesores, anunciando
ajustes, liberalismo salvaje y devaluaciones, cómo aparecen las sombras de
su gestión en la CABA, cómo personajes
poderosos y oscuros han salido a celebrar la posibilidad de Macri
presidente, más que orgullo, el
trabajador que lo vote debería avergonzarse. El caso de Lucas Cabello –que
pelea por su vida-, con brutalidad institucional, abandono de persona y
apología del delito, surge como un anticipo
de lo que padecerán los rebeldes
bonaerenses con Vidal gobernadora y Cristian Ritondo al frente de Seguridad. Y
como una advertencia para no otorgar todas
las fuerzas del país al mismo ideario destructivo.
Pero muchos siguen hechizados con la idea del
cambio. Indignados por los pocos casos
de corrupción no verificados por la justicia, pero debidamente amplificados
en los medios dominantes, buscan transparencia en el único candidato a presidente que está procesado, denunciado en más
de 200 causas, involucrado en contrabando de autos y beneficiado por las dos estatizaciones de deuda más humillantes de
nuestra historia. Incomprensible. Convencidos de vivir una dictadura,
elegirán como presidente a un funcionario que ha abusado de los vetos legislativos y de los decretos para poder
avanzar con la entrega de lo público a las garras de los privados. Conmovidos por
la pobreza, votarán como presidente al Jefe de Gobierno que profundizó la desigualdad en su distrito,
descuidó la salud y la educación y ostenta ser el único rincón del país donde creció la mortalidad infantil.
Necesitados de un cambio, prefieren optar por un candidato que en sus dos mandatos no ha cumplido con
ninguna de sus promesas de campaña. En definitiva, quienes voten a Macri se equivocarán de manera voluntaria, si
eso es posible porque saben que no será
mejor el futuro, sino todo lo contrario. Dos atrocidades en un mismo acto: que una propuesta para minorías conquiste
la mayoría y que los votantes se equivoquen a propósito.
¿Debate o strip tease?
Mauricio Macri promete obras de infraestructura en
todos los puntos del país, pero en el
distrito que ha gobernado durante ocho años sólo puede exhibir el famoso
Metrobús, las bicisendas y el extravagante aliviador
pluvial natural parquizado, conocido
mundialmente como ‘cantero’. También incluye los nuevos coches del
subterráneo, que sólo son chatarra recauchutada –un negoción
madrileño- que requirió costosas
modificaciones en los túneles para que puedan circular. No hace falta
imaginar cómo serán los puertos prometidos en Santiago del Estero para
descubrir que el candidato de Cambiemos
no es más que una pompa de detergente que nos hará lagrimear durante cuatro
años.
Demasiadas contraindicaciones tiene esta fórmula y
cuando es así, el remedio, más que
curar, trastornará nuestro organismo. Ya vimos que después de las
elecciones, los especuladores hicieron
una fiesta en la Bolsa de Comercio. Los productores harineros ya están anticipando lo que será nuestra vida
con la devaluación que prometen. Por si todo esto fuera poco, otra señal de alerta se enciende en el
horizonte. La Asamblea Anual de la Asociación de Abogados para la Justicia
y la Concordia celebró la proximidad de
Macri a La Rosada con sugestivas expresiones: “vientos de cambio”, “ráfagas de optimismo” “llamas de esperanza”. Claro,
estos leguleyos se organizaron en 2009 para conseguir una amnistía general de represores y desarmar el proceso de justicia
por delitos de Lesa Humanidad durante la Dictadura. Estos defensores consideran
que los 622 condenados son secuestrados políticos, víctimas de un plan de persecución perverso producto de esta invasión del comunismo. Así
son estos personajes que ven una
esperanza de impunidad en el posible triunfo de Cambiemos. ¿Hace falta algún dato más para que sean in-votables? Después vienen con esas
lamentaciones por la campaña del miedo,
pero son de terror.
Por supuesto que con frases de póster, dulcificadas
expresiones y protección mediática se puede presentar el más peligroso veneno como un tentador manjar. Pero esta estrategia
de camuflaje fracasaría si no fuera por la
persistencia de los votantes en creer que ése es el cambio que necesita el país,
algo que requiere un enorme esfuerzo. Manipulación, necedad, torpeza,
ingenuidad, prejuicios se conjugan en el sujeto que opta por el Alcalde Amarillo.
Si sólo recibiera la preferencia de los que se verán beneficiados por su
ideario, Cambiemos alcanzaría apenas el
15 por ciento en cualquier elección. Con sólo considerar la falacia de la Pobreza
Cero, se podrían pinchar todos los
globitos. Nunca se eliminará la pobreza con devaluaciones, ajustes y
libertad de mercado; por el contrario, se
multiplicará en poco tiempo. Además, en toda sociedad hay pobres porque son
los últimos beneficiados por el sistema,
los que menos tienen. Tan relativo es el término ‘pobreza’ que un pobre finlandés podría ser clase media
en Argentina.
El domingo se realizará el tan esperado debate entre
Mauricio Macri y Daniel Scioli. El anterior presentaba una paleta de opositores
sin la presencia del candidato del FPV, que sospechó el desequilibrio y la confusión que generaría en el ciudadano. Si
por este episodio perdió votos, ahora deberá recuperarlos. A diferencia del
primer debate presidencial, los que
siempre se quejan lo convertirán en Cadena Nacional. Este es otro aspecto
que lograron convertir en agobiante. Sin embargo, es preferible un abuso de la
cadena para explicar las decisiones e insertarlas en un proyecto antes que el silencio con que los anteriores
mandatarios hundían nuestra Nación.
El cara a cara permitirá deschavar falsedades y
contradicciones para que el procesado
Macri abandone su maquillaje y muestre a la sociedad lo que es y lo que
quiere hacer. Si el programa sale bien, se desnudará cuál es el riesgo de cambiar al
amarillo. Si no, patear la calle y
empeñar la lengua serán las herramientas para refrendar este proyecto que nos ha convertido, después de mucho tiempo,
en un país que nos emociona.
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