Una vez más, Macri no nos
sorprende. Lo hemos escuchado muchas veces afirmar que el Gobierno debería “bajar el nivel de agresión”, sin explicar demasiado lo que quiere decir
con eso. Sin embargo, cada vez que abre la boca, no hace más que agredir a
todos los que sienten afinidad por este proyecto de país. En estos últimos días
decidió destilar sus conceptos sobre las
políticas de DDHH profundizadas en los últimos años. Primero, refiriéndose
a la estafa de la que fue víctima Sueños Compartidos como el “curro de los DDHH”, desprestigiando así
el trabajo y compromiso de las Madres de Plaza de Mayo. Ahora, para aclarar, introduce la palabra
‘revancha’, algo que está muy lejos de
la búsqueda de memoria, verdad y justicia. Revancha es a lo que se dedicará
la clase a la que representa si es que llega a conquistar la presidencia. La revancha impulsó los golpes de Estado
que hemos padecido en nuestro país. Cada vez que los privilegios de esa
minoría se vieron apenas amenazados, se vulneró la constitución para dar paso a
la más sangrienta restauración. Ahora que no tienen los brazos ejecutores de
los militares y los serviles candidatos no miden ni para conquistar una
vecinal, tratan de trasplantar la pulsión revanchista al pueblo, que resistió durante años la agresión social,
económica y política pergeñada por los que se creen dueños del país.
Con el cinismo de Massa pero
unos días después, Macri sentenció que “hay
que ocuparse de los derechos humanos del siglo XXI, ocuparse de lo que está
pasando hoy”. El tigrense reclamó por los nuevos derechos y el Alcalde
Amarillo por los del siglo XXI. ¡Cuánta
creatividad para poner nombres a los tópicos que ocuparán un lugar secundario
en sus agendas de gobierno! En el supuesto caso de llegar a la presidencia,
claro está, algo cada día más difícil, por lo que se puede apreciar. En los distritos que sirvieron como plataforma
de despegue a estos candidatos, mucho no se ocupan del tema. Con sólo
recordar el fallido spot de campaña en el que un tigre elegía de un menú una “hamburguesa de motochorro” basta para
definir a Massa. No sólo para comprender
que con él los derechos no serán para todos, sino para no elegirlo nunca.
Lo de Macri contiene cinismo de
clase, además de una profunda hipocresía, como siempre. De más está decir que
eso de los derechos del siglo XXI no
tiene más fundamento que su descarada superficialidad. Eso no existe más que en
el marketing con que diseña su accionar, como
una manera novedosa de esconder la mirada
histórica, que siempre perjudicará a los que se enriquecieron durante la
dictadura. Desde que asumió el Gobierno de la CABA en 2007, el monto destinado a los servicios sociales
ha descendido gradualmente en cada presupuesto anual. Salud, acción social,
educación, cultura, trabajo, vivienda, agua potable y alcantarillado recibirán unos 6 mil millones menos de lo
que recibían hace siete años. Y como un exceso de coherencia, los
trabajadores de la Subsecretaría de DDHH porteña denunciaron “precarización laboral y vaciamiento de los
diferentes programas de atención a las víctimas y el Parque para la Memoria”. Sin
dudas, todos los derechos serán
ninguneados por este neo patricio en el hipotético caso de llegar a la
presidencia.
El
regreso de las pirañas voladoras
No sólo en este aspecto el
líder del PRO representa un peligro. Cuando se desató el conflicto con los
fondos buitre, fue el primero que salió
a cuestionar la desobediencia de
Cristina y su equipo. Nunca debemos olvidar que su propuesta es la sumisión absoluta ante esos intereses
minoritarios y angurrientos que saquean todo a su paso. Poner la cabeza ante el Tribunal Imperial de Thomas Griesa sin importar
las consecuencias. Consecuencias que, como muchas veces en la historia, las
padeceremos casi todos los argentinos. Macri
será muy patricio y, como tal, no tiene nada de patriota, sino todo lo
contrario.
Seguramente por eso, por su
alianza con lo peor del sistema financiero internacional, la deuda en dólares de la CABA se triplicó desde su llegada a la
jefatura de gobierno. Si en 2009 representaba el 56 por ciento de la deuda
total, el año pasado significaba el 91, a
pesar de que su discurso siempre apunte a la austeridad. Endeudamiento
externo y ajuste es la constante en su gestión, todo camuflado con un
descomunal maquillaje publicitario, cuyo presupuesto aumenta escandalosamente
de un año a otro. Imaginar cómo estará
nuestro país de caer en sus garras, estremece.
Todo el esfuerzo realizado en
estos años para re-estructurar la deuda externa se irá por la alcantarilla en cuanto Macri pose sus glúteos en el
sillón presidencial. Los buitres y los caranchos esperan con ansiedad el
momento en que comience a vestir banda. Con
él no habrá límites para el salvaje mundo de la globalización. Hasta debe
haber celebrado la reciente resolución de la Corte de Apelaciones del Segundo
Circuito de Nueva York, que avala una orden que Griesa dictó el año pasado. De
esta manera, tanto el Gobierno Nacional como las distintas entidades
financieras deberán brindar información
sobre bienes y activos argentinos en EEUU y otros territorios cuando los fondos
buitre lo soliciten.
Un avasallamiento a la
soberanía argentina, una prepotencia
imperial que deberá ser resistida por toda la región. La paradoja es que
los magistrados que firmaron esta atrocidad aconsejaron que Argentina debe ser
tratada con “consideración y respeto” en
su calidad de soberano extranjero. ¿En qué quedamos? Primero habilitan a los buitres para que nos practiquen una autopsia y
después aconsejan respeto. Si estos sirvientes con toga pensaran en el
respeto, hubieran frenado esa insultante
orden del senil Thomas Griesa. Si en
EEUU primara el respeto, gran parte de los conflictos que infectan nuestro
planeta no existirían.
Eso sí, con Macri no habrá
fallos adversos de jueces arbitrarios porque jamás se llegará a esa instancia: la integración al mundo que propone
desintegrará nuestra soberanía y las relaciones
carnales se transformarán en procaces. Nadie que persiga estos fines
podrá declarar su amor por el país. Todos los que argumentan a favor de estos
terroristas económicos no sienten más
que desprecio por los intereses nacionales y colectivos. Mentira que los
que pregonan por el retorno neoliberal son argentinos. No pueden ser más que infiltrados. Quien sienta amor por nuestra
Argentina debe rechazar de plano cualquier intento de legitimar el saqueo que
pretenden estos especuladores. En estos
temas, no hay posibilidad de matices: soberanía o colonia.
Por lo tanto, los que todavía
consideran votar a Macri o Massa, deberán tener en cuenta dos asuntos fundamentales
en los que hemos profundizado estos años. La
política de DDHH con juicio y castigo a todos los responsables militares y
civiles y la defensa incondicional de los intereses de nuestro país.
Democracia o dictadura corporativa. Patria o buitres. Disyunciones sintéticas
pero muy significativas. Pero, sobre
todo, muy fáciles de recordar.
Esquizofrenia política de nuestros medios
ResponderBorrarUna cosa que omití en este texto: la revancha no sólo vino de la mano de las dictaduras, sino también del menemato, cuando se profundizaron las políticas económicas pendientes de la dictadura. Eso también es revancha, como la que prometen los candidatos del establishment
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