Cuando terminé de comprender el conflicto, cuando pude transformar en palabras todo lo que pensaba al respecto y cuando, por fin, pude dar a conocer mis ideas, faltaban pocas horas para la tregua. Porque no hay una solución definitiva, no hay un levantamiento del paro, sino sólo una suspensión. Anoche, doce horas después de que Apuntes Discontinuos manifestara sus sospechas respecto a los 58 días de huelga de los docentes de Santa Cruz, se resolvió suspender la protesta. Podría apelar a la estrategia planteada en la novela de George Orwell, 1984, de modificar los archivos para que no choquen con la actualidad, pero no; prefiero que quede, pues nada de lo dicho ayer se contradice con lo que pasa hoy. Tampoco es, como piensan algunos,que las sospechas planteadas en este espacio contribuyeron a su solución. En ese aspecto están exagerando.
De cualquier modo, mucho de lo extraño, de lo sospechoso que se había sugerido en esas líneas se confirma. En primer lugar, el intento por parte de la dirigencia de nacionalizar el conflicto, convertirlo en una piedra en el zapato del gobierno nacional. La delegación de cincuenta integrantes que se trasladó a Buenos Aires quiso que CETERA se manifestara por la resolución del conflicto con un paro a nivel nacional para hoy, miércoles 29. Pero no lo hizo, y este hecho precipitó las cosas.
En la entrada de ayer, Apuntes Discontinuos planteó que en el medio del tironeo entre las autoridades provinciales y nacionales y los dirigentes gremiales estaba la gente, los docentes que durante más de cincuenta días estuvieron alejados de las aulas. Esto, en lenguaje de representación sindical significa que las bases comprendieron que los reclamos de la dirigencia iban más allá de un aumento salarial. Y cuando comprendieron que la protesta no era solamente por plata, fueron ellos, precisamente, los que decidieron dejar de ser el fiambre del emparedado.
De alguna manera advirtieron que sus reclamos pasaban a segundo plano en esta puja. Que lo que más interesaba a la dirigencia era provocar malestar a nivel nacional en vistas a las elecciones de agosto y octubre. Los reclamos son legítimos pues no se puede afrontar una canasta familiar de entre 7000 y 9000 con un salario de 4700 de base, como quedó después del incremento por decreto que concedió el gobernador Daniel Peralta. Pero es muy difícil sostener una huelga por tanto tiempo, sobre todo cuando no se tiene muy en claro por qué se protesta. Un paro por tiempo indeterminado es una medida extrema, no la primera opción.
Los representantes deben representar, deben conducir de acuerdo con los intereses de las bases. Los representados no son rehenes ni carne de cañón para una extorsión.
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