En una entrada anterior, Apuntes discontínuos se dedicó a hablar de la importancia del debate en todos los terrenos de la actividad humana. Por supuesto que el más interesante es en el ámbito de la política y más aún cuando se acerca algún tipo de elección. Podemos caracterizar mejor al debate desde el punto de vista de sus objetivos. En el debate parlamentario en principio, la idea es convencer al otro o por lo menos construir entre posiciones opuestas una idea en común. En este caso, comenzar la discusión es considerar la posibilidad de ser persuadido por el otro. Esta es una apertura que enriquecerá el intercambio de ideas y permitirá que el juego verbal logre construir algo en común. No estamos hablando aquí del consenso, que es la imposición de una idea por parte de un sector poderoso, la acción de asentir las ideas del otro por una diferencia jerárquica. En el debate entre iguales entra en juego la habilidad discursiva, la convicción, el conocimiento pero no la hegemonía.
En un debate entre dos candidatos opositores en la proximidad de un acto electoral hay algunas diferencias. Vamos a señalar dos, para no cansar al lector. En primer lugar, el objetivo no es construir una idea en común, sino derrotar la idea del otro, obtener una victoria verbal, demostrar que la propia idea supera cualquier idea contrapuesta. Y en segundo lugar, el destinatario del discurso propio no es el contendiente, el adversario, sino el público, el espectador. Este último se convierte en una especie de árbitro silencioso que juzgará cuál es la mejor de las dos posiciones.
Hace unas semanas se instaló en los medios las dificultades que existen para alcanzar un acuerdo para concretar un debate televisado entre los candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri y Daniel Filmus. Si bien es interesante apreciar la puja verbal entre dos modelos contrapuestos, hay un tema que subyace que puede tener más alcance que las próximas elecciones municipales: la nacionalización de lo local.
En el programa de la TV Pública 678 se propuso realizar un debate entre los dos candidatos con más posibilidades, Macri y Filmus. Esta idea me parece desacertada porque no es un espacio adecuado para realizar un cotejo así, no por la postura marcadamente oficialista del programa –que comparto- sino por sus características estructurales. Hay otros espacios que se propusieron para la realización del debate en diferentes canales pero el actual Jefe de Gobierno sólo acepta acudir al programa “A dos voces” que conducen Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano en la señal informativa por cable TN. De acuerdo a las versiones, Macri tendría un contrato de exclusividad con ese canal, lo cual resultaría algo extraño en alguien que no es un actor o un cantante sino el representante de todos los habitantes de CABA.
Para liquidar esta cuestión, lo más adecuado sería un encuentro organizado en el auditorio de una universidad o espacio similar, con la presencia de periodistas de todos los medios posibles y la televisación por todos los canales que quieran transmitirlo. Ahora vamos al asunto que interesa.
Si bien uno entiende que en Buenos Aires pasan cosas trascendentes porque está la Casa Rosada, el Colón, músicos, artistas, escritores y otras cosas de proyección nacional y mucho más, a veces se percibe, al menos desde el interior del país, que Argentina se reduce a esa ciudad, que nuestro país se termina en la General Paz. Uno lo nota en los candidatos presidenciales que incluso cuando hablan del interior, se están refiriendo al gran Buenos Aires o cuanto mucho a la provincia. Y estos apuntes están escritos desde la ciudad de Rosario, que es el interior pero no tanto.
En los canales informativos de alcance nacional, que se difunden a través del sistema de cable, tampoco existe la intención de informar al país lo que ocurre en el país, sino que por lo general, gran parte del contenido informativo está conformado por hechos que sólo interesan a nivel local: cortes de calles, problemas con la circulación en las autopistas, reclamos de vecinos de tal barrio y similares. No es un problema de actitud, no es mala intención por parte de los productores, sino que es un concepto que está anquilosado desde años. Hasta en Visión 7, el noticiero de la TV Pública cometen esas proyecciones, aunque en menor medida. ¿Qué pensaría un habitante de CABA si en un noticiero están informando durante cinco minutos sobre las dificultades en los accesos a la ciudad de Rosario o Córdoba? ¿Destinaría un informativo de alcance nacional cinco minutos de su emisión para informar sobre el horario de los transportes en alguna ciudad del interior?¿Darían el pronóstico extendido para todas las ciudades importantes del país? No. Sólo hacen ese despliegue para lo local, porque suponen que lo pequeño y cotidiano que puede pasar en Buenos Aires interesa a toda la Nación.
Uno entiende que el debate entre Macri y Filmus no sólo es la contraposición de propuestas para administrar CABA, sino que es el choque entre dos modelos de país; es la verbalización de dos ideas en pugna; es el intento de desterrar un concepto ideológico de la gestión. Uno quiere ver ese debate porque quiere ver la derrota de la derecha más cínica que se ha gestado en el país. Pero la discusión en torno a su concreción puede servir para encarar un verdadero debate a nivel nacional sobre las diferencias entre los asuntos locales y los que afectan a la totalidad de los ciudadanos de nuestro querido país y su difusión en los canales de alcance nacional.
Macri no quiere debatir, primero porque tiene problemas con la semántica, segundo porque su oratoria es pésima. Basta recordar cuando un asistente le soplaba lo que tenía que decir. Hecho bochornoso, o como diría Pino, sunescándalo.
ResponderBorrarAhora parece que el debate se realizaría en la Legislatura, con todas las cámaras. Ese rumor surgió esta tarde en las redes sociales. Creo, que para romper con la hegemonía portuaria, en cuanto a la jerarquía de información, es imperioso que se reglamente la Nueva Ley de medios. Tiene en su composición gran cantidad de itéms, que romperían con este paradigma informativo, centrado en la gran urbe. Igual, creo, que es un tema complejo para desentrañar de un día para el otro.
Por último, un ejemplo de rumptura de dicho discurso totalizador, son los blogs, que son horizontales,con funcionamiento parecido al del rizoma. Saludos.
La centralización informativa porteña es solo un caso particular del hegemónico poder capitalino. Yo creo que rompiendo con dicho centralismo (perdón por la palabra) en forma medular se lograría no solo la democracia informativa sino el corrimiento de todos los privilegios capitalinos al resto del país, o sea, una mejor distribución de la riqueza. Pero, ¿quien se anima?
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